Dos años de prisión por grabar a las empleadas en el baño

ALBERTO ABASCAL
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J.C.R., de 54 años, llega a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y la acusación particular. Indemnizará con un global de 54.000 euros a nueve mujeres que resultaron perjudicadas

Dos años de prisión por grabar a las empleadas en el baño - Foto: Juan Mellado

Finalmente asumió la culpa ante las víctimas. El que fuera gerente de una empresa radicada en Villamuriel de Cerrato, J.C.R., de 54 años, aceptó ayer en el Juzgado de lo Penal una pena de dos años de prisión, multa de 3.150 euros y una indemnización global de 54.000 euros para nueve empleadas en calidad de perjudicadas como autor responsable de un delito continuado contra la intimidad por revelación de secretos, después de colocar una cámara en los aseos de señoras para captar imágenes de las trabajadoras.

El acusado, que se comprometió en virtud del acuerdo de conformidad para no delinquir por espacio de tres años y participar en cursos de terapia de educación sexual, alcanzó un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular antes de la celebración de la vista oral. Sin embargo, las mujeres no ocultaron su desazón tras el desenlace alcanzado después de más de dos años de desasosiego e incertidumbre por este proceso judicial.

Como ya adelantó en su momento Diario Palentino, los hechos se conocieron sobre las 15 horas del día 5 de junio de 2018 como consecuencia de un hallazgo casual por parte de una empleada del servicio de limpieza de una micro cámara que se encontraba en las dependencias destinadas al aseo de mujeres.

Visionadas las imágenes contenidas en la tarjeta USB de la misma, la Fiscalía constató que se apreciaba a diversas trabajadoras de la citada empresa en los aseos mientras realizaban sus necesidades fisiológicas. Estas imágenes fueron entregadas posteriormente a la Guardia Civil para su estudio. Según suscribe el Fiscal, el dispositivo fue colocado con la finalidad de obtener imágenes de las empleadas. 

Una vez conocidos los hechos, la investigación policial continuó y, así las cosas, sobre las 16,55 horas del día 6 de junio se practicó un registro en el domicilio del acusado situado en la localidad de Laguna de Duero (Valladolid), donde se le intervino un disco externo y una micro cámara, conteniendo una tarjeta de memoria USB. Al día siguiente, en otro registro realizado en su despacho profesional, se le intervino un lector de tarjetas de memoria y puertos USB, además de su teléfono IPhone X.

Igualmente, proporcionaron a la investigación varios correos electrónicos de la cuenta de correo corporativa del acusado, donde constaba que había otros dispositivos análogos al hallado en los aseos. La Fiscalía relataba que -estudiado el material informático ocupado a J.C.R.- se pudo constatar e identificar en algunas de las imágenes a varias empleadas. Asimismo, del estudio del teléfono Iphone X, al parecer, se pudo comprobar que el procesado citaba a las empleadas a su despacho profesional para realizar grabaciones por debajo de su mesa de trabajo, donde el acusado captaba sus partes intimas y su ropa interior. En estas imágenes se ha podido identificar a dos de las cuatro mujeres. En cualquier caso, el fiscal mantenía que no consta que el material se haya transmitido a terceros. 

 

Desconfianza hacia el ámbito social

Estaban nerviosas y no era para menos. A las 9,30 horas de ayer estaban citadas en el Juzgado de lo Penal en el juicio seguido contra el que había sido el gerente en su empresa, que ayer reconoció ante la Sala que había transgredido la intimidad de las empleadas de la manera más infame: grabándolas con una microcámara oculta y su smartpone mientras realizan sus funciones fisiológicas o cuando visitaban su despacho para tratar asuntos profesionales del día a día.

«La verdad es que siempre nos trató con respeto, educación y profesionalidad, pero, claro, hasta que conocimos todo el asunto», resaltó a Diario Palentino una de las víctimas. Fue la empleada de la limpieza la que se topó en el aseo de señoras con la susodicha micro cámara. «Cogimos la tarjeta y visualizamos las imágenes que contenía en el ordenador. Nos dimos cuenta de que había grabaciones y nos la llevamos a la Guardia Civil para denunciar el hecho», relata otra de las víctimas de la causa. A partir de aquí todo se precipitó con más registros, más grabaciones y la posterior detención «del jefe».

«Nunca nos pidió perdón hasta hace poco a través de su abogado. Estaba claro que quería buscar una pena de cárcel menor», reiteraba otra de las perjudicadas en el proceso mientras todas hacían un alto en la plaza Mayor antes de encaminarse hasta la sala de vistas del Juzgado de lo Penal situado en la calle La Cestilla. Con enorme tristeza, otra de las víctimas reconoció a este periódico que a raíz de estos hechos su vida familiar y personal cambió «profundamente». «Voy a los sitios con total desconfianza y no te digo nada si necesito entrar en un baño de un establecimiento público. La verdad es que me ha fastidiado la vida. Me veo con total desconfianza», recalcó.

«Creemos que se trata del tipo caso de voyerismo por parte de esta persona, pero a nosotras nos ha hecho daño, se lamentó otra de las afectadas.

La persona voyerista suele observar la situación desde lejos, bien mirando por la cerradura de una puerta, o por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara portátil con linterna pegada debajo de la mesa, etc. Ante el riesgo de ser descubierto actúa normalmente como un potenciador de la excitación.

Sea como fuere ahora J.C.R. tiene tiempo para redimirse y analizar su comportamiento.