Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


El bofetón

03/04/2022

Fue la noticia de la ceremonia de la entrega de los premios Óscar de este año. No hay más que ver los periódicos del día siguiente para comprobarlo. La escena ha sido comentada desde todos los puntos de vista posibles. Ha sido motivo de las más variadas especulaciones. Se han sacado a relucir todos los tópicos tan sobados de nuestra actualidad. Alguno se ha introducido en la cabeza del actor Willy Smith para poder comentar el incidente pro domo sua y, de este modo, servirse de él como inverosímil argumento para reforzar alguna, aún más inverosímil, doctrina. Los más sectarios feministas se han apuntado un tanto al afirmar rabiosamente, como es habitual en ellos, que se trata de una flagrante expresión de machismo. Nadie ha hablado de racismo, ya que ambos protagonistas pertenecen a la misma raza. Pablo Iglesias ha hablado de masculinidad frágil. Y es que cualquier ocasión es propicia para propagar las dos o tres ideas en las que se basa el fondo cultural de algunos políticos españoles. Esta demostración de indigencia intelectual y moral a la que hemos asistido al leer los comentarios manifestados en la prensa deriva de la total ausencia de claridad a la hora de dar una interpretación fundamentada del episodio en cuestión. Sin embargo, la realidad es bien simple, si obviamos el deseo de propaganda que algunos satisfacen con cualquier pretexto: dos personas se enfrentan mediante una provocación de mal gusto por parte de uno de ellos y el otro reacciona con una bofetada. Es decir, la falta de respeto hacia una persona enferma provoca un estallido de ira descontrolada por parte del otro, incapaz de gestionar sus emociones. El episodio ha sido muy bien utilizado para promocionar una ceremonia en claro desprestigio, excesivamente larga y pesada, con humoristas sin gracia alguna y de escasa calidad artística. Se ha evidenciado la necesidad de renovar este tipo de ceremonias muy imitadas en España y que deben recurrir a anécdotas como la ocurrida en Hollywood para promocionarse. Mucho me temo que el resultado inmediato será el más sencillo: imponer una censura previa de los chistes que el presentador de turno intente contar.