El CD Becerril salió derrotado de casa del gran favorito al título en un partido en el que tuvo muy escasas opciones frente a un Zamora CF que dispuso de muchas ocasiones para haber logrado una victoria incluso más amplia. 

El inicio del partido fue trepidante. Valentín consiguió pillar desprevenida a la defensa del Becerril, robar el balón y plantarse en el área rival . El delantero rojiblanco trató de centrar hacia Escudero pero el pase fue demasiado fuerte y pasó por encima de la cabeza del ex de la Arandina. En el minuto 4 llegó la segunda ocasión local: Escudero recortó en la frontal, se perfiló para su pierna buena y lanzó un poderoso zurdazo que obligó a Sevi, cancerbero visitante, a sacar una pelota que se hubiera colado, rozando el palo derecho de la meta visitante.

El Zamora CF volcaba su juego por bandas, con Dani Hernández y, sobre todo Guille Perero como protagonistas principales en los primeros 20 minutos. El Becerril acumulaba muchos jugadores en su área, pero no por ello conseguían evitar que los puntas rojiblancos se colaran entre los huecos de su defensa. Valentín lo intentó desde la esquina izquierda del área pequeña en el minuto 18 tras un pase filtrado de Hernández, pero de nuevo estuvo poco preciso y el balón se fue por encima del larguero del portal morado.

El Becerril estaba asfixiado y sin ideas en la salida de balón, aguantó hasta el minuto 21, cuando Dani Hernández aprovechó un rebote de la defensa morada para enroscar una preciosa volea que se coló cerca de la escuadra derecha de Sevi. Nada pudo hacer el meta rival.

El conjunto local vivía en la frontal del Becerril. Dani Hernández se cruzó toda la línea del área grande de izquierda a derecha para abrir a Guille, que recortó para descargar en Carlos Ramos, quien consiguió evitar a la línea defensiva con un toque preciso y solo el palo frenó al mediocentro rojiblanco.

La formación visitante, aculada en tablas durante casi la totalidad del primer tiempo, parecía conformarse con el 1-0, ya que su salida de balón se limitaba a balones en largo hacia Kuko y David, quienes se vieron incapaces de cazar ninguno de los melones que su defensa les mandaba.

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