Muestran estas páginas lo que nos pasa y predicen lo que pasará, pues a veces es fácil entender las consecuencias de ciertos acontecimientos. También pueden ser claros signos de lo que está sucediendo en nuestra sociedad, sucia, por demás. 
Por un lado, lo bueno: la conexión ultrarrápida de Internet (100 megas) que antes de 2025 todos los palentinos podrán disfrutar, pues ahora es fundamental para el desarrollo de nuestros trabajos y negocios estar conectado por esa red donde cada vez habitamos más, como ahora mismo quien estas letras escribe, comparando datos, escuchando músicas antes inalcanzables por lo curiosas y poco accesibles en el mercado del disco (ciertas piezas de Buxtehude o de Nebra). Esto significa que desde el punto de vista de las infraestructuras se pone nuestra tierra en primera línea para desarrollarse. Las poblaciones lejanas y medio aisladas también podrán beneficiarse de ello. Si no queremos estar solos va a ser cada vez más fácil la compañía porque crecen los medios para conectarse. 
Por otro lado, la noticia de un acusado por practicar sexo con una niña y dos condenados que con la nueva ley de este gobierno, absolutamente imbécil, después de cometer abusos sexuales, saldrán a la calle antes. Desde los órganos oficiales ni se plantean que hay violadores sin arrepentir y tarados que cuando salgan volverán, si pueden, a abusar de las mujeres. Tendrían que aumentar sus condenas o perpetuarlas hasta que no pudieran hacer daño a los demás. La reincidencia es muy habitual. 
Ambas noticias nos muestran que nos hemos desarrollado tecnológicamente pero que hemos involucionado, retrocedemos en el terreno moral, la ética pisoteada por una sociedad cada vez más viciosa, centrada en el placer, y sin cuidar el deber ni un proyecto de vida que busque mejorarse y mejorar lo que hay alrededor. El horizonte transcendente de muchos es inexistente en la práctica. Se vive el momento, sin pensar con más distancia, sobre nuestra sociedad o el sentido de la existencia, queriendo dejar un legado mejor a los que vengan... Avances técnicos, retroceso del espíritu, mental y cultural.