Una pareja a prueba de bombas

Agencias
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Ni las diferencias por la gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid ni la polémica en Murcia por la vacunas han conseguido dinamitar la alianza entre el PP y Ciudadanos

Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado han protagonizado numerosos desencuentros a lo largo de los últimos meses. - Foto: EFE

Una relación estable es la que protagonizan el PP y Ciudadanos, que han logrado estabilizar sus Gobiernos de coalición pese a algunos encontronazos que han tenido, muy visibles en la Comunidad de Madrid, y otros más puntuales, como el que les acaba de enfrentar en Murcia a cuenta de la vacunación del consejero de Sanidad, que finalmente dimitió.

Aunque es Madrid donde las discrepancias han disparado varias veces la posibilidad de una ruptura por los reiterados desencuentros entre Isabel Díaz Ayuso y su vicepresidente, Ignacio Aguado, la situación que se generó la pasada semana en el Ejecutivo murciano llegó a ser muy tensa por la presión de Cs, incluso de la propia Inés Arrimadas, para que el consejero,  Manuel Villegas (PP), dejara su cargo.

Fuentes de la parte naranja del Ejecutivo autonómico aseguran que en ningún momento se barajó la posibilidad de romper la baraja si Villegas no dejaba el cargo y que el asunto se resolvió sin la intervención de la dirección nacional.

En todo caso, esta coalición, salida como las otras de las elecciones de mayo de 2019, ha estado funcionando sin sobresaltos hasta ahora. Las dos partes se entienden perfectamente, apuntan las mismas fuentes, que destacan la excelente relación que tienen con el presidente murciano, Fernando López Miras, «probablemente la persona que tiene más claro cómo funciona una coalición».

Pendiente de un hilo sí que estuvo el pacto en el Ayuntamiento de Murcia, con tensiones muy evidentes durante meses entre el alcalde, el popular José Ballesta, y el primer teniente de alcalde, Mario Gómez, de Cs, que alcanzó su momento más crítico cuando este firmó un acuerdo para la reactivación económica con el PSOE y Podemos. Las aguas volvieron más o menos a su cauce en junio pasado.

Mientras tanto, en la Comunidad de Madrid se acumulan los desplantes entre Ayuso y Aguado, y son notorios los intentos del liberal por marcar un perfil propio y ajeno al enfrentamiento con el Gobierno central que está marcando la gestión de la popular durante toda la pandemia.

Las desavenencias, que son constantes y públicas, han sido vistas como una oportunidad para el PSOE con el fin de poder promover una moción de censura a Ayuso, cediendo incluso la Presidencia regional a Ciudadanos, pero Aguado lo descartó por completo sin darle ni siquiera una vuelta.

Madrid capital es, en cambio, un oasis de entendimiento y la coalición funciona sin problemas. Hubo al principio desacuerdos sobre todo por cómo articular la movilidad en el centro, pero en la gestión de la pandemia han sido una piña.

Igual de bien marchan los gobiernos de coalición en Castilla y León y Andalucía, con Ejecutivos muy estables y sin tensiones.

Hasta tal punto hay sintonía en Andalucía, que el vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Cs), no descartó concurrir con el PP en coalición a las próximas autonómicas, algo que no gustó a Arrimadas, quien lo desechó por completo.

Marín tiene una excelente relación con el presidente andaluz, según su entorno, y tan solo este verano se vio que discrepaban sobre la conveniencia de reestructurar el Gobierno andaluz, una idea que defendió Marín para cargarse a la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, de su mismo partido.

Sin embargo, el PP no quería y la cosa quedó en una reestructuración de delegados territoriales, con menos competencias para la consejera de Igualdad, pero el pulso entre Marín y ella, que tiene el respaldo de la dirección naranja, continua.

También en Castilla y León se respira tranquilidad en el tándem Alfonso Fernández Mañueco-Francisco Igea. «En general la relación es bastante buena», apuntan desde la Vicepresidencia.

En una gestión volcada en la pandemia, se aprecian diferencias en cuanto a que Igea es más proactivo en el planteamiento de medidas más restrictivas, mientras que el presidente ha sido «más moderado» en este sentido, explican.