En principio no te planteas otra cosa que ver y disfrutar. Viajar es una forma de entender la vida, de conocer otros rincones. Viajar ahora, antes de que se te cierren todas las puertas, por la edad, por la salud, por lo que sea. He de decir que, para mí, viajar es vivir. Son muchas las impresiones recibidas estos días en un amplio recorrido por la Ribeira Sacra. 
Hemos tenido la suerte de llevar por guía a un nativo de La Mezquita, localidad situada en la comarca de Viana, a pocos kilómetros de Orense. Allí conversamos con Germán, un escultor que promete y que me recuerda a mi querido Herminio Revilla que tiene su taller en el pueblo de Villabellaco. Conocí a un gran músico, …. y tengo que hablar, sin ser entendido, de las tres características de su iglesia de San Pedro, que José, 'el galego', como le conocemos cariñosamente, nos explica orgulloso de aquella iglesiuca de su pueblo: el cordero mirando al norte; el rosetón de la fachada, la ventanilla por debajo, un curioso tejaroz y la extraña puerta del Sur.
Después de comprometerme a mencionarlo, nos ponemos en camino hacia Castro Caldelas, uno de los platos fuertes de este viaje. Situado al norte del gran nudo orográfico que comprende las sierras de San Mamede y Queixá, vamos a enseñorearnos con el espacio natural más completo de la alta montaña gallega. El punto más elevado es Fonte do Santo, a 1618 metros, donde hay una capilla en honor del santo que da nombre a la montaña y donde se celebra una importante romería en el mes de agosto. En cuanto llegamos, ya les doy tiempo libre a José y a Juantxu para que tomen un café y se den una vuelta. Ellos ya lo conocen. Yo tengo que visitar el castillo, tengo que perderme por las calles del pueblo. Nos encontramos en un término municipal de 16 parroquias y 86 entidades de población. Desde el castillo, centro de la vida cultural de toda la comarca, se domina la villa. En su interior alberga la oficina de turismo, la biblioteca y el museo etnográfico. Parece que ya lo has visto todo, pero me gustaría volver más adelante porque soy consciente de que aquí hay un caudal inagotable.