Tres opciones para crear una quinta zona industrial

Carlos H. Sanz
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Sepes prefiere Palencia Norte. La más cara es la ubicada a los pies del Chivo y la más realista, la de la carretera de Burgos

Tres opciones para crear una quinta zona industrial - Foto: Sara Muniosguren

Tres opciones tiene sobre la mesa el Ayuntamiento para acabar con la falta de suelo industrial que sufre la ciudad desde hace más de una década. Tres zonas, cada una con sus pros y sus contras, y en distintas zonas del municipio, que, a día de hoy, son las únicas salidas a una carencia que aleja cualquier proyecto empresarial de entidad que quiera implantarse en la capital.

Desde un punto de vista conservador, si se atiende exclusivamente al criterio de los técnicos y se mide el coste económico, la opción con más papeletas tiene el nombre de tres sectores: SUZ-4.AE, SUZ-5.AE y SUZ-6.AE.

SUZ es el acrónimo de Suelo Urbanizable y AE, el de Actividades Económicas. Los sectores 4, 5 y 6 son los que se sitúan a la izquierda de la avenida de San Telmo y carretera de Burgos, y entre esta última y el trazado del ferrocarril. Son tres sectores de 208.958, 377.786 y 601.436 metros cuadrados, respectivamente, que dan continuidad al polígono industrial en la zona donde está el Punto Limpio y abrazan al Centro Sociosanitario de las Hermanas Hospitalarias.

Para los técnicos municipales, esta es la zona más lógica, de gran accesibilidad e imagen, ideal para lo que se denominan industrias escaparate, es decir, aquellas limpias, de alta tecnología, talleres y locales de exposición y venta y oficinas y servicios ligados o no a la propia demanda industrial, aunque con la opción de ofrecer suelo a otras más tradicionales en la zona interior del polígono.

La concejalía de Urbanismo opina que la principal ventaja de estos tres sectores es que no requieren desarrollos viarios previos, tienen buenas comunicaciones y conexiones y están al lado de los polígonos de la ciudad, por lo que rematarían la zona industrial existente.

El problema es que el desarrollo de estos sectores está demasiado verde. El Ayuntamiento, que en principio no contaría con Sepes -la Entidad Estatal del Suelo- porque apuesta por otras opciones, tendría que llevar a cabo el proceso de su desarrollo urbanístico. 

Palencia norte. La segunda opción que tiene sobre la mesa el Ayuntamiento es un polígono al norte de la ciudad, en el denominado Sector 2.AE, aunque en 2011 se le bautizó como Palencia Norte. Esta es la opción preferida de Sepes, más que nada porque posee el 71% de los 787.666 metros cuadrados que la conforman, ubicados detrás del Colegio de Huérfanas de Ferroviarios. 

Este fue, precisamente, el último plan parcial que desarrolló el Ayuntamiento para dotar de suelo industrial a la ciudad. Data de febrero de 2011 y pretendía ampliar el barrio del Cristo, además, con una zona residencial de 23 hectáreas aneja a estas 78 hectáreas de suelo para actividades económicas.

Ese proyecto urbano, redactado por 2MdB Arquitectura Urbana y dirigido por la arquitecta Mónica de Blas tras un concurso público, fue promovido por el Ayuntamiento -entonces bajo mandato de Heliodoro Gallego- y Sepes. La idea pasaba por utilizar los fondos del proyecto Urban para financiar parte de los 30 millones de euros calculados para su urbanización -15 para la interior y 15 para los enlaces exteriores-, de forma que la ciudad ganase un nuevo barrio con un 80% de viviendas protegidas y más espacio para actividades económicas.

En su día, se explicó que en esas 78 hectáreas iban a tener cabida espacios diversificados para la producción, comercio, servicios y formación continua; un parque industrial para actividades industriales limpias, de alta tecnología, talleres y locales de exposición y venta y oficinas y servicios ligados o no a la propia demanda industrial, mediana y pequeña empresa y minipolígonos.

Un proyecto ambicioso, a la medida del recién aprobado Plan General de Ordenación Urbana, que sin embargo no contaba con la llegada de una crisis económica que sacudió los cimientos del sector de la construcción. Según los últimos datos, entre 2007 y 2010 Sepes, en colaboración con el Ayuntamiento, compró 574.860,81 metros cuadrados correspondientes a 62 fincas. Se gastó 7.398.310,53 euros, y aún estaba en negociaciones para adquirir otras 27 parcelas, de 213.370 metros cuadrados, por un valor estimado de 2.773.810 euros.

Además, tuvo otros problemas. En febrero de 2014 el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló la aprobación definitiva del plan parcial promovido por Sepes y el Ayuntamiento, a petición de un propietario que reclamó excluir de ese plan una parcela en la que tenía construida su vivienda.

El motivo por el que se paralizó el plan especial tuvo que ver con un informe desfavorable de la Confederación Hidrográfica del Duero en el que exigía al Ayuntamiento y Sepes información específica sobre si los recursos hídricos existentes eran suficientes para garantizar el abastecimiento y depuración de agua al proyecto urbanístico, dado que el vertido de aguas residuales se realiza en el río Carrión y está declarado como zona sensible en recuperación.

El Ayuntamiento asegura que ese problema ya se resolvió, pero precisa un informe de la CHD el que dé el visto bueno. Esto, además, implica que se tendría que volver a tramitar el plan parcial y tenerlo aprobado para iniciar las expropiaciones que restan.

No es el único obstáculo que tiene que enfrentar el Consistorio si quiere desarrollar este polígono industrial. Para conectarlo a la ciudad hay que completar la denominada ronda norte, lo que supone una inversión de 7,3 millones de euros que tendrían que salir de las arcas municipales. El Ayuntamiento y Sepes creen que bastaría con 3,3 millones y una vía directa.

Otro problema es el tiempo. Si Sepes y el Ayuntamiento quieren apostar por esta opción deben tener aprobado el nuevo plan parcial que desarrolle urbanísticamente el polígono antes del 19 de octubre de 2022. En esa fecha, en poco más de un año, ese suelo pasará a estar clasificado como rústico. Las pérdidas para Sepes pueden ser millonarias.

A los pies del monte. La tercera y última opción son los sectores SUZ-7.AE Y SUZ-8.AE, los cuales se ubican a los pies del monte El Chivo o de Villalobón, en la parte exterior de la zona de la ronda de circunvalación. Estas sectores tienen 318.950 y 771.358 metros cuadrados, respectivamente, y su principal problema es que cuando se diseñó el PGOU en 2008 no se contempló cómo conectarlos con la ciudad. El Ayuntamiento dispone de estudios recientes que calculan que los accesos a estas dos zonas tendrían un coste aproximado de 16 millones de euros. A eso hay que sumar que no vale cualquier conexión, ya que la ciudad tiene prohibido realizar más a la variante y a la autovía a Santander desde esa parte de la ciudad.

Este impedimento obliga a rediseñar las conexiones actuales, que son los caminos de tierra que cruzan por debajo la autovía y la variante, como por ejemplo, el que pasa por las puertas del cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles.

A ello se puso el equipo de Gobierno de Alfonso Polanco, que en 2018 logró convencer al entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, de licitar la redacción del estudio del acceso a la A-67 con el objetivo de entroncar la calle Portugal con el cinturón exterior de la ciudad a través de una vía de 4,5 kilómetros.

Desde entonces, el Gobierno de España se limita a decir que «se está trabajando en un estudio informativo», sin fechas ni plazos más allá de una partida simbólica de 100.000 euros, del todo insuficiente para materializar el proyecto, en los PGE de este año, y la previsión de no gastar un solo euro más en ella de aquí a 2024.

A esto hay que sumar que su desarrollo está condicionado por la disponibilidad de suelo, que existen numerosas servidumbres que habría que solucionar y que su ubicación en la ladera del monte no facilita las cosas. 

Un sitio con demasiados y complicados flecos por solucionar a corto y medio plazo.