Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


La situación

29/03/2022

Deberíamos aspirar a otros horizontes más claros y limpios, donde cada persona pueda llevar una vida sana y productiva, haciendo tronco y creciendo, independientemente de quién sea o dónde viva. Desde luego, la particularidad del momento actual nos demanda a cultivar la cercanía, con alianzas responsables y dedicación especial a la trasparencia, para la optimización de recursos. Sea como fuere, tampoco podemos continuar en actitud indiferente y pasiva, aumentando las brechas y eclipsando evidencias desastrosas. 
No hay nadie menos afortunado que la persona a quien la  sociedad descarta o la adversidad aniquila, pues no tiene la posibilidad de rehacerse. Justo por esto, el momento nos llama a la unión y a la unidad, aminorando tensiones y estrechando lazos; puesto que a poco que ahondemos en nuestras historias pasadas, veremos que los combates constantemente generan una recesión, hasta el extremo que el único medio de vencerlos es evitándolos. La perspectiva de empeoramiento está ahí, en la mirada de esas gentes desamparadas y desfavorecidas a más no poder, aunque las condiciones se están deteriorando para todos. 
En efecto, cada día son más  los países con problemas en su balanza de pagos, lo que nos requiere de una flota de soluciones para abordar, desde la desigualdad hasta la consignación de los esfuerzos necesarios, para hacer valer el valor de la ética en las finanzas públicas. Únicamente así se podrá alcanzar parte de ese espíritu de recuperación económica y prevenir algunas crisis, lo que nos exige revelar los pasivos ocultos y sus negocios.  Nuestro mayor trance, indudablemente, será aquel que nos dificulta para levantar cabeza y continuar camino. Al fin y al cabo, no hay mejor lección aprendida que saber cancelar una época e inaugurar otra.
En cualquier caso,  jamás entremos en un problema de entusiasmo, por muchas que sean las contrariedades. Es cierto que nos están dejando sin pujanza esos mundos enfrentados, hundidos en sus miserias egoístas. A esto, hay que sumarle la falta de voluntad política al deseo de entenderse, ante la multitud  de consecuencias devastadoras que la situación del momento nos carga.