Miguel Miguel (Madrid, 1981) lleva trabajando en el mundo del espectáculo 17 años. Se define como un showman que realiza muchas cosas, desde ser perito de coches, tener un scape room y, sobre todo, hacer reir, contar chistes y hacer magia, es lo que más le gusta. Con su humor costumbrista llega mañana, a las 22 horas, al espacio OMY de la capital palentina, en una nueva actuación del festival del humor. 

¿Cuáles fueron sus primeros pasos en el mundo del espectáculo?

Empecé a estudiar con 20 años en la Gran Escuela de Magia Ana Tamariz. Un compañero mago que se llama Héctor Mancha, actual campeón del mundo de magia, me dijo que mi espectáculo era muy divertido, la gente se reía, pero había poca magia. Me propuso cambiar el show de magia por uno de comedia, lo que ayudó a decidirme por la comedia. Llegué a ella en un momento clave en el que figuras importantes subían en el escalafón pasando a la televisión, lo que dejó vacantes en los teatros. Tuve la suerte de colarme en la Chocita del Loro, de la Gran Vía de Madrid. Ese momento fue muy importante.

¿Por qué decidió dedicarse al mundo del humor y del espectáculo?

La comedia es la que te elige a ti, no al revés. Es una forma de vida. Vas haciendo cosas y, de repente, la vida te lleva por un camino en el que te encuentras cómodo, estás bien y ves que funciona porque la gente se ríe y yo me divierto. Al final acabas formándote para llegar al final de tus días siendo lo que quieres ser. Es como cuando alguien elige una carrera, pero se cambia porque se da cuenta de que no es lo que le gusta. 

¿Su experiencia en El Hormiguero?

Llevo una temporada y puedo asegurar que es el mejor programa de la televisión, es un engranaje perfecto, que funciona con 120 personas que mueven los hilos. Hemos alcanzado ya los 2.500 programas. Trabajar con Pablo Motos es muy fácil. Tenemos que estar pendientes de las risas, los aplausos y estar los dos conectados para que todo vaya bien. Es un trabajo que no había realizado y creo que está hecho para gente como yo. 

¿A qué le gusta sacar punta en sus actuaciones? 

Hago un humor costumbrista, de lo que habla la gente un humor muy blanco. Me considero capaz de hacer reir tanto a una persona de 16 años como a una de 89. Si bien es cierto que, de un tiempo a esta parte parece que tienes que posicionarte siempre con algo para poder tener esa tirantez con el público.  

¿Ha cambiado su humor con la pandemia?

No. Siempre he tenido el mismo tipo de humor. Con la pandemia, la gente estaba más necesitada de reir y, a veces, cuando haces otro tipo de humor, tienes que captar más la atención y tener un tono más fino, más de pensar. Esa es la clave de mi tipo de humor.

¿Qué es lo que le hace reir?

Me hacen reir muchas cosas de la vida. Vivo riéndome constantemente. Me río de todo lo que puedo. Y, sobre todo, me gusta mucho consumir comedia española en la que hay muy buenos cómicos. Una maravilla.  

¿Quiénes son sus referentes? 

Tengo muchos referentes importantes porque desde que empecé me han ayudado bastante. Tengo un poco de todos. Hay cómicos con comedia absurda, como Faemino y Cansado o Pedro Reyes, y magos, como Juan Tamariz. También destacar referentes como JJ Vaquero, Alex Clavero, etc. Son cómicos que han trabajado muchísimo, que nadie les ha regalado nada y que te enseñan que da igual donde estés, pero que hay que trabajar. 

¿Ha estado antes en Palencia?. ¿Qué espera de la capital en esta ocasión?

He actuado siete u ocho veces allí. El año pasado ya estuve en OMY. El espacio está muy bien. Todo el mundo sentado, todos pueden ver la actuación y el escenario es grande. La gente es supermaja, el ambiente es fenómenal. Espero que esté lleno.

¿Qué puede esperar el público de su espectáculo?

Prometo una hora y media de desconexión de su vida real y que haya algún chiste que les pueda gustar, en algún momento del show seguro que se ríen. Que la gente venga con muchas ganas de pasarlo bien. 

Si tiene que elegir alguna cosa que le aporta la comedia, ¿cuál destaca?

Me quedo con la gente que se cruza en la vida y todas las experiencias desde que empiezas, los nervios de ir donde vas a actuar y ver que no hay gente; que el bar donde actúas es una pizzería en la que hay un niño gritando o dormir en la casa del dueño del bar compartiendo habitación. Todas esas vivencias hay que afrontarlas para poder llegar un poco cuerdo al final del camino porque si no se nos olvida de donde venimos y nos relajaríamos. Además, la vivencia con la que tienes que quedarte y la única manera de continuar es valorar dónde estabas el año pasado y dónde estás ahora; valorar lo que has aprendido y si ahora está funcionando mejor lo que haces.