Animados por las buenas temperaturas, miles de palentinos acudieron ayer por la tarde a la plaza de la Inmaculada para recoger su trozo del gran roscón de Reyes, como ya es tradición en la capital desde hace justo 25 años.
Recoger y no degustar, porque para evitar aglomeraciones, agilizar el reparto y cumplir con todas las medidas sanitarias, un dispositivo especial de Bomberos y Policía Local planteó un recorrido para que el evento se desarrollara de manera ordenada.
De esta forma, representantes municipales y de otros sectores de la sociedad repartieron en torno a 6.500 raciones de un roscón elaborado, como ya es habitual desde hace seis años, por Pastelería Polo. En total, unos 1.500 huevos, 70 litros de leche, 330 kilos de harina, 55 de mantequilla, 80 de azúcar, cinco de sal y 20 de levadura formaron parte, junto a unos toques de agua de azahar, de la receta artesana para elaborar el gigantesco roscón.
Este se dispuso frente a la fachada de la catedral en unas mesas que, a vista de pájaro, podían leer el número 700 como celebración del séptimo centenario de la seo.
Después del parón del año pasado, recuperar la tradición «es una alegría», subrayó la maestra pastelera Marta Polo, quien consideró este regreso como una vuelta a la normalidad. «Esto va aparte del negocio, es una celebración y también una responsabilidad. Una manera de que los palentinos salgan de casa, se junten y vayan de compras; es bueno para todos», añadió.
La situación sanitaria «es dura», recordó, pero hizo hincapié en la «buena organización y adaptación» del evento al nuevo escenario. Su «fantástico» equipo, formado por ocho profesionales, llevaba desde el domingo preparando las masas. Emplearon el lunes y el día de ayer en cocer, cortar y empaquetar. Y es que cada ración se envasó en plástico para evitar el contacto.
La clave, señaló, «es respetar los tiempos». «Las manos también influyen pero, como en la cocina, tener prisas y echar más levadura para que suba antes no es bueno», puntualizó.
«Hemos podido cumplir con la tradición y además lo hicimos de una manera segura en un espacio más amplio como es la plaza de la Inmaculada», explicó la concejala de Fiestas, Laura Lombraña, quien calificó como un «éxito» el reparto en cuanto a la seguridad. «Pese a la situación sanitaria, creo que la vida continúa, hay que seguir adelante pero con sentido común, siendo prudentes y responsables, y los palentinos han demostrado que lo son», sentenció.
Para celíacos. Asimismo, desde Valladolid llegaron roscones para celíacos. Y es que el Consistorio también quiso acercar la tradición a los intolerantes al gluten de la mano de la Asociación de Celíacos de Castilla y León (Acecale), que los repartió entre la población afectada por esta patología.