Bodas de madrugada

Fernando Pastor
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Los viajes de novios no solían ir mucho más allá de la comarca cerrateña

Bodas de madrugadas

En muchas localidades cerrateñas algunas bodas se celebraban de madrugada, por diversos motivos.

En Villafuerte, simplemente por evitar la cencerrada, si eran viudos se acordaba hacerla a las tres de la mañana. En esta localidad se estilaban preciosas capas como indumentaria de los novios. 

En Fombellida los motivos eran que la familia estuviera de luto, o en desacuerdo con el enlace. En ambos casos se pretendía que no hubiera celebración.

Bodas de madrugadasBodas de madrugadasEn Hérmedes de Cerrato el motivo era más práctico: el coche de línea con destino a Palencia pasaba por Hérmedes a las seis de la mañana, por lo que si los novios querían cogerlo para iniciar la luna de miel tenían que casarse a las cuatro. Tras la ceremonia los invitados acompañaban a los novios hasta el autobús, pero luego continuaban de juerga todo el día, no sin antes presionar a la pareja para que les diera dinero que sufragara esa fiesta en su honor.

Por el mismo motivo en Peral de Arlanza alguna boda se celebró a las dos de la mañana, y en Villahoz, a las seis. No obstante los viajes de novios no solían ir mucho más allá de la comarca.

En Villahán se celebraban sobre las ocho de la mañana, para facilitar que novios e invitados estuvieran en ayunas, requisito para poder comulgar. Después iban todos a tomar chocolate con bizcochos.  

En Encinas de Esgueva si la novia estaba embarazada el cura presionaba para que la boda fuera a las cinco de la mañana.  

En Quintana del Puente el cura obligó a celebrar una boda a las seis de la mañana y con la novia vestida de negro, por estar embarazada. El estigma sobre la mujer no se limitaba a las que se casaban embarazadas sino que después de tener un hijo eran considerabas impuras y tardaban en poder entrar a la Iglesia; cuando transcurría el tiempo estipulado el cura salía a recibirlas a la puerta, le ponía una estola encima y les recitaba asperges (salmos de purificación que permitían participar ya en la eucaristía), para que tras un rato esperando a la puerta pudiera entrar, con el niño, considerando que ya estaba limpia. 

En Dueñas los monaguillos se dirigían a la novia leyendo frases como «no saldrás de casa si la necesidad no te llevare, y siempre con el consentimiento del marido»; «serás vergel cerrado en la virtud y en la castidad»; «no harás uso del matrimonio en épocas de ayuno y abstinencia» y similares.

Pintaba tan poco la mujer, que en Piña de Esgueva algún matrimonio fue concertado por el padre, sin contar con su opinión.

DESPLAZAMIENTOS. Los desplazamientos de novios y de invitados cuando no residían en la misma localidad era todo un acontecimiento, ya que los medios de transporte no eran ni mucho menos como en la actualidad. 

Eso explicaba, por ejemplo, que los invitados se tuvieran que quedar varios días. Quizás la palma se la lleve el mes entero que tuvieron que permanecer en la localidad de  Antigüedad unos invitados llegados de Royuela de Río Franco, a causa de una impresionante nevada que les impidió regresar. Obviamente era invierno.

También Esguevillas de Esgueva fue escenario de algo similar por una nevada que impidió regresar a los invitados que habían ido en carro. Asimismo, en carro acudieron a Esguevillas algunos invitados (otros lo hicieron a pie), desde la cercana Piña de Esgueva en la boda de Constantina. La ceremonia se celebró en Piña, pueblo de la novia, pero la comida era en Esguevillas, pueblo del novio, y hasta allí la llevó el novio en bicicleta aún con el vestido de novia puesto.

En burro iba Pascual Valdeolmillos desde Torquemada a Hornillos de Cerrato para casarse en segundas nupcias con una mujer a la que llamaban la Téngola. Al parecer buscando sobre todo una mejor atención para los cuatro hijos que tenía a su cargo tras enviudar. Por el camino se encontró con un conocido que le preguntó donde iba, y al decirle que a casarse, y con quién, su amigo le respondió «más te vale que te vuelvas a Torquemada». No le hizo caso, siguió su camino, y se encontró con otro conocido que le preguntó lo mismo y al que le dio idéntica explicó, ante lo que el conocido le dijo «si te tiras al Pisuerga, no será tan malo como eso». Pascual continuó su camino, se casó con la Téngola, y no se sabe si atendió bien o mal a los hijos de Pascual, salvo que les daba orujo para desayunar.