El plan de vacunación en el Reino Unido avanza con paso firme y, según confirmó ayer el Gobierno británico, todos los mayores de 50 años y los grupos más vulnerables en el país han recibido de Sanidad la oferta para recibir la primera dosis de un suero contra la COVID-19. Un importante progreso que significa, además, que el calendario pasa a una segunda fase, que permitirá administrar la profilaxis a los individuos de entre 45 y 49 años. Y, si todo va según lo previsto, se espera que todos los adultos hayan sido inoculados con la primera dosis para el 31 de julio. 

Además, poco a poco se consiguen más «hitos», como apuntó el primer ministro, Boris Johnson, antes de informar de que Inglaterra empezó a inmunizar con el preparado de Moderna, que hasta la fecha solo se estaba empleando en Gales y que se espera que comience a implantarse en Escocia e Irlanda del Norte en las próximas semanas.

Johnson, además de mostrarse satisfecho con el avance en el calendario de vacunación, también llamó a la prudencia y alertó de que las muertes por coronavirus volverán a aumentar en el país a medida que la nación sale del desconfinamiento impuesto el pasado enero para contener la tercera ola de la pandemia.

Así, destacó que, aunque las vacunas están teniendo efecto, «el grueso del trabajo para reducir la enfermedad lo ha hecho el confinamiento». «Por tanto, a medida que desconfinamos, el resultado será inevitablemente que veremos más contagios y, desafortunadamente, también más hospitalizaciones y muertes. La gente debe entenderlo», afirmó.

Por otro lado, el Gobierno alemán aprobó una reforma legal que restringe la capacidad de acción de los Länder, una medida contra el pilar federal del país justificada por la situación de emergencia sanitaria.

La nueva Ley de Protección contra Infecciones elimina -cuando se dispare la incidencia acumulada- la discrecionalidad que permitía a los 16 estados federados aplicar parcialmente o con modificaciones las medidas acordadas conjuntamente con el Gobierno central.

«Nuestra lucha contra la pandemia debe ser más estricta y más consecuente», argumentó la canciller, Angela Merkel.