Ciento ochenta y cinco centímetros para un chaval de 15 años son centímetros. Seguramente el físico sea una de las mayores virtudes de Adrián Arnuncio Baquerín, Arnun, palentino del Real Valladolid. Es cadete pero juega en la Liga Nacional Juvenil, con chicos que le sacan hasta tres años. Él mismo se define como un delantero fuerte, con capacidad para cuerpear con los rivales. Pero no solo eso. «Me gusta correr en profundidad, bajar a descargar y asistir. Creo que tengo un buen remate de cabeza y olfato goleador dentro del área».
Claro que, teniendo en los genes el fútbol, estaba casi obligado a elegir este deporte. Su bisabuelo, Guillermo Perujo Echevarría, fue jugador profesional. Debutó en el Racing de Santander en la 1924/25 y posteriormente fichó por la RS Gimnástica de Torrelavega, donde militó entre 1925 y 1932. Allí marcó el segundo gol de la historia del club cántabro. Después de una etapa en el Recreativo de Huelva, el decano del fútbol nacional, aterrizó en Palencia, donde ejerció como director deportivo del extinto Palencia.
Y de tal palo, tal astilla. Antes de cumplir tres años, Adrián ya estaba pegándole patadas al balón. De ahí a la escuela del Palencia, luego al San Juanillo y, tras ojearle el Real Valladolid, ingresó en la cantera blanquivioleta, donde permanece y reconoce estar «muy a gusto». Esta temporada lleva cinco goles en Liga Nacional Juvenil, además de ser titular casi indiscutible, registros que le han llevado a ser convocado con la selección de Castilla y León para disputar la segunda fase del Campeonato de España, donde jugará contra Extremadura y la Comunidad Valencia. De hecho, ya se encuentra concentrado con sus compañeros en Cádiz, donde mañana comienza el torneo.
También podría estar en la convocatoria de la selección española para el amistoso contra Austria que se disputará en Alfaz del Pí (Alicante). Adrián está en la prelista, con muchas posibilidades de acudir. «Estoy muy centrado en hacer un buen Campeonato de España con Castilla y León para poder ir con la selección española. Sería algo inolvidable para mí. Solo con pensar en hacer un entrenamiento con la camiseta de la selección ya me emociona», afirmaba el joven.
Como es normal, esta noticia ha llegado a sus grupos más cercanos. Estudia en el Colegio Filipense Blanca de Castilla, donde ya se han hecho eco de sus éxitos. «Los profesores se suelen interesar por mí y mis amigos están al tanto de cómo me va», afirma.
Tiene como ídolo a Haaland, en el que se fija «para imitar sus movimientos y gestos técnicos». En cuanto al estilo, se dan un aire. El noruego empezó como promesa y tornó en realidad. Arnun va por un similar camino. Siempre, claro está, salvando las distancias.