Las antiguas escuelas de Cobos de Cerrato han vuelto a la vida gracias a la pasión de Rafael Citores por el mundo de los meteoritos. Un hobby que ha abierto a sus paisanos una ventana al espacio exterior a propósito de una sorprendente exposición por la que han pasado cientos de personas del entorno.

Allí se pueden ver todos los grupos que existen en el mundo, al menos uno de cada familia. Así, la muestra consta, entre otros, de oriónidos, condritas, acuáridos, marcianos, tranquilitas o lunares, piezas que el coleccionista califica como «extraordinariamente raras». También se exhibe un fragmento de restingulita (el último mineral conocido del mundo) y restos arqueológicos como la Piedra de Ica.

En total, 150 piezas debidamente clasificadas y repartidas por una veintena de vitrinas. Una pequeña  representación de la extensa colección personal que atesora este doctor de profesión (es jefe del servicio de UVI del Hospital Clínico de Valladolid), que supera el medio millar de ejemplares.

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