La suerte en el cristo retorna a los tribunales

ALBERTO ABASCAL
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Una mujer presenta en el juzgado de primera instancia número 2 una demanda en la que reclama la mitad del premio al vecino del barrio agraciado con un millón de euros en el sorteo del Euromillones del 18 de junio de 2019

La suerte en el cristo retorna a los tribunales - Foto: Óscar Navarro

Extraña cosa sería que en la ciudad de Palencia tocara la lotería y no acabara en la Audiencia». Este popular ripio atribuido a Casimiro Redondo, del bar La Solera, es muy conocido a orillas del Carrión porque las historias relacionadas con los tribunales de Justicia y los premios derivados de los juegos de azar están, por desgracia, muy presentes a lo largo y ancho de la provincia.  

El último caso tiene como protagonista a una mujer que ha presentado en el juzgado número 2 una demanda en la que reclama la mitad del premio al vecino del barrio de Palencia agraciado con un millón de euros en el sorteo del Euromillones del 18 de junio de 2019.  El boleto consignado con el premio fue validado en el despacho situado en la calle Virgen del Brezo, 1, en el barrio del Cristo. La Cervecería El Cristo fue la encargada de repartir la suerte, en concreto a un joven de 31 años, y la mujer que ha presentado la denuncia explica que un día antes, el 17 de junio de 2019, ambos quedaron en ese bar y acordaron jugar a medias en el sorteo del Euromillones, firmando los dos el boleto por detrás y tomando ella una fotografía del boleto con el móvil.

La demandante asegura también que cuando ella se enteró de que había sido agraciada, él la dijo que no era su boleto y hasta hoy.

Por lo demás, 27 años han pasado del caso de C. V. P., un empleado de una entidad bancaria de Palencia que tuvo que entregar a un compañero de trabajo, J. R.S., 200 millones de las antiguas pesetas, la mitad del premio especial al décimo del sorteo de la Lotería Nacional del 27 de junio de 1992, y todo después de acudir a los tribunales. 

El Juzgado de lo Penal le condenó a seis meses y un día de prisión menor por apropiación indebida. La sala consideró probado que ambos compañeros de trabajo compartían la propiedad del décimo del número 36458, que resultó agraciado con 400 millones de pesetas, rechazando así las afirmaciones del condenado, quien mantuvo a lo largo de todo el proceso que habían dejado de jugar juntos tres meses antes de obtener el premio. La sentencia fue recurrida ante la Audiencia Provincial, que la confirmó en marzo de 1994. 

La historia se volvió a repetir en septiembre de 2012 cuando un hombre identificado como F.J.A.O. y una mujer, J.D.G., empleados de una entidad bancaria situada en la plaza de España de la capital, se repartieron el porcentaje del premio de un Cuponazo de la ONCE que le había correspondido a la limpiadora con la que habitualmente jugaban cada semana y que en aquel momento se encontraba de vacaciones.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo confirmó en 2016 la condena que le fue impuesta a los dos empleados de la entidad bancaria: un año de prisión a cada uno por apropiarse de la parte del premio. Además, los dos condenados tuvieron que pagar de forma conjunta y solidaria una indemnización de 33.333 euros, la tercera parte de los 100.000 euros del premio, a la mujer como copropietaria del billete.

 

Casos sonados. La Audiencia Provincial de Barcelona emitió una sentencia firme en la que desestimó las pretensiones de cuatro personas, dos de ellas de origen palentino, que reclamaron a un transportista natural de Barruelo de Santullán y residente en la ciudad condal, R. P. G., la parte proporcional de los 101 millones de pesetas (607.022 euros) correspondiente al premio extraordinario de un décimo agraciado con el gordo de la Lotería del Niño de 1996. Vendió participaciones del número 93561, que resultó agraciado con el primer premio de la Lotería del Niño. Los demandantes percibieron por cada participación de 1.000 pesetas que compraron a R.P.G. la parte proporcional de los 101 millones con los que fue agraciado el transportista. 

Una administradora de loterías de Palencia asumió en noviembre de 2012 en la Audiencia Provincial dos años de cárcel y otros seis años de inhabilitación por un delito de malversación de caudales cometido al quedarse con más de 105.000 euros pertenecientes a la sociedad Loterías y Apuestas del Estado (LAE). La acusada, que regentaba en el momento de los hechos la administración número 10 de la capital, asumió los cargos ante el tribunal

Y hasta el Gobierno de la nación tuvo que intervenir en un caso delictivo relacionado con el juego de la Lotería. Ocurrió en febrero de 1999 cuando el Consejo de Ministros decidió conceder un indulto parcial a un lotero de la localidad de Osorno, que había sido condenado por la Audiencia Provincial de Palencia a la pena de 12 años de cárcel como autor de un delito de malversación de caudales públicos por haberse apropiado de 24 millones de las antiguas pesetas, procedentes de la venta de billetes de varios sorteos. El Gobierno, previo informe favorable del Ministerio de Justicia, aprobó el expediente de indulto de C.C.M., rebajándole los 12 años de cárcel impuestos inicialmente a seis.

 

Los 900 millones de pesetas que 

no llegaron al barrio en 1986

El 22 de diciembre de 1986 los bombos del Sorteo Extraordinario de Navidad quisieron que el premio gordo se viniera al popular barrio del Cristo de la capital palentina gracias al número 3772. 

Según rezan las crónicas de la época, el primer premio se había vendido en el bar del Hogar del Jubilado, concretamente en el centro sociocultural. Vecinos del barrio, la mayoría de procedencia humilde, regaron en aquella mágica mañana los bares y el mercadillo local con copas de cava bien cargadas. Sin embargo, poco a poco, la alegría desatada de los primeros momentos se transformó en una auténtica pesadilla. El hombre que había vendido las participaciones, el arrendatario del bar, J.S.Z., había desaparecido. 

Dos días después, concretamente el día de Nochebuena, fue detenido y el 26, tras declarar ante el juez de guardia, ingresó en un centro penitenciario. La Policía lo tuvo que llevar en volandas desde el furgón hasta el despacho del juez, en la plaza de Abilio Calderón, porque cientos de vecinos del barrio querían lincharlo, según cuentan las crónicas. Un año más tarde fue juzgado y condenado a un año y seis meses de cárcel por un delito de estafa. El juez no tuvo en cuenta los 900 millones de pesetas que dejaron de percibir del premio los vecinos del barrio, sino las 90.000 pesetas de lotería que el acusado estafó en las papeletas, independientemente de que tocara o no algún premio en el sorteo, tal y como se argumentó tras conocerse el dictamen. Fue uno de los casos más convulsos por la repercusión que tuvo en la capital palentina en cuanto a juegos de azar se refiere. De hecho, cada vez que se celebra el Sorteo Extraordinario de Navidad este caso, tristemente, aparece en los resúmenes de prensa. 

Otro caso judicial llamativo saltó a la palestra cuando en mayo de 2000 la Audiencia Provincial dictó sentencia por la que medio centenar de jubilados de la Asociación de la Tercera Edad Río Carrión no pudieron percibir los casi cinco millones de pesetas que reclamaban en conjunto por las participaciones de Navidad de 1998, agraciadas con el cuarto premio. Los 50 demandantes no recogieron las 100 pesetas del número 21243 que entregó la Asociación a todos los socios que estuvieran al corriente del pago de las cuotas, ya que, según ellos, no fueron avisados convenientemente de que tenían derecho a dichas participaciones. (En la imagen de Oscar Navarro, los regerentes del establecimiento donde se validó el premio del Euromillón en el barrio del Cristo)