No tiene pelos en la lengua y atesora un importante bagaje político en su pasado con Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, elegido por Barcelona y Toledo desde 2016 hasta 2019, así como en Bruselas donde ejerció como europarlamentario entre 2014 y 2016. Así se muestra Juan Carlos Girauta, abogado y escritor invitado hoy por el Club de Opinión Criterio en el hotel Castilla Vieja, donde pronunciará a las 20 horas la conferencia titulada Hegemonía cultural, tema central de su nuevo libro Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos.

En la publicación, el también columnista barcelonés realiza un análisis pormenorizado de la involución que, a su juicio, viven las nuevas generaciones y la sociedad en general. «Lo que yo analizo es una transformación social en la medida en que la hegemonía cultural la tiene la izquierda, teniendo en cuenta que ha sufrido una mutación my particular y como no se había visto antes. Ha pasado de disponer de una cosmovisión del mundo a contar con una emoción grande y a sentir muy fuerte causas fragmentarias que son muy parciales. Así, surge gente entregada a la lucha antitaurina, al veganismo, el indigenismo, la multiculturalidad, la identidad de género o el  catrastofismo climático. Esa colección de causas es lo que ha sustituido hoy en día al izquierda», consideró.

A su juicio, existe un caldo de cultivo que impide a la juventud ahondar en la cultura general, los clásicos, el esfuerzo de memorizar y enriquecerse personalmente y contar con criterio propio. «Los chavales están sometidos -salvo que tengan una familia con unos criterios culturales amplios y ambiciosos y se les inculque la lectura de acontecimientos históricos-  a lo que tienen básicamente en la escuela y el mundo de las redes sociales para aprender cosas y alimentarse de ideas», desgranó el expolítico.

solo emociones sin ideas. Para Juan Carlos Girauta, en lugar de ideas, a la juventud en general «solo se le ofrecen emociones, indignación y sentimentalismo». Esto emana, en opinión del escritor, porque «la pedagogía contemporánea ha erradicado lo estrictamente racional, como son los estudios y sus contenidos y que hay que examinarse para ver si se han asimilado bien o no, enseñándoles además que la competencia es muy mala», aseveró.

En ese sentido, afirmó que las nuevas generaciones «cuando salgan al mundo van a tener que competir en todo; ya sea el puesto de trabajo, y dentro de él por los resultados, mientras que si montan una empresa competirán con el resto de su sector y así estarán toda la vida en otros ámbitos» , al tiempo que recalcó que «salen preparados concienciados de que la competencia es mala». «Están adoctrinados, ya que en lugar de conocimientos se les da una interpretación del mundo que alcanza la cota más insólita en España con la reforma de los programas académicos», expuso. Al respecto se mostró contundente: «Se elimina, como ejemplo la historia cronológica y se sustituye por grupos oprimidos: la mujer, el homosexual o la raza negra en la historia... La historia en España se acerca a partir de 1808, y se ahorran sin saber por qué todo el imperio español, que además era humanitario, y donde el país se mostraba como dueño  del mundo. En su lugar cuentan a los jóvenes una historia de decadencia  iniciada con el Estatuto de Bayona».