Costaladas a caballo en Castromocho

J. Benito Iglesias
-

A la bendición de animales se suma la subida de la cuesta al galope y el reparto de sopas de ajo, torreznos, pastas, bollos, orujo y mistela

Costaladas a caballo en Castromocho - Foto: Óscar Navarro

Han sido más de 30 años sin un susto tras retomar a mediados de los 80 la tradición de subir a caballo en Castromocho la empinada cuesta de la Iglesia, y la jornada festiva de ayer registró la primera caída de uno de los participantes. Afortunadamente, el incidente se saldó sin consecuencias y la galopada para poder coronar el pequeño montículo que da acceso al templo -con los corceles cogiendo carrera varios metros atrás- volvió a ser todo un espectáculo. San Antón sacó su manto protector y el veterano jinete Jesús Sendino, Churro’para los amigos, respiró tranquilo pese a la costalada.

«El que come hace migas», señaló sonriendo Churro’tras hacer uso del rico refranero terracampino, al tiempo que agregó que quien monta a caballo habitualmente «alguna vez se tiene que caer». En esta ocasión, su doble voltereta para no dañarse se produjo al cruzarse un perro que encabritó y asustó al bonito corcel que montaba.

Jesús y su hermano Manuel han revitalizado junto a otros vecinos y vecinas -ayer fueron cinco jinetes y tres amazonas de varias generaciones de Castromocho y un niño con un poni- la centenaria y renovada tradición caballista en San Antón, que data del siglo XV y se suspendió en torno a 1920 por el éxodo rural y la falta de aficionados.

Los corceles -propiedad de tres familias del municipio que los cuidad desde hace varios años- galoparon de nuevo para el deleite vecinal poco después de que el párroco bendijera a los animales que se dieron cita con sus dueños el día del patrono junto a la torre mudéjar de la iglesia de Santa María. Perros, gatos, gallos, burros y caballos fueron mayoritarios, y a ellos se sumaron pájaros de diversas especies y hasta un hurón.

coplas satíricas. Luego llegaron las coplas satíricas en honor a San Antón que se añadieron al tinte festivo de la jornada y, una vez más, no dejaron títere con cabeza. «La barandilla del puente nuevo hay que ver qué bien quedó. Entre café, almuerzo y cervezas, más de un mes les duró», aseguró una de ellas en alusión al largo tiempo que se empleó en pintarla.

Otro texto no eludió la crítica política nacional. «Ya tenemos nuevo Gobierno. Lo suyo ha costado. ¿Dónde está el misterio para que haya 20 ministerios», espetó. Y para concluir, un recadito cariñoso  dirigido a Fuentes de Nava, localidad con la que existe muy buena relación. «En Fuentes de Nava hacen lo que les da la gana, que la matanza del gocho no es el día dieciocho..........», concretó la copla en referencia al hecho de que el vecino municipio -al contrario de lo que ocurre en Castromocho- no la hace coincidir con el 17 de enero, festividad de San Antón.

Turno para comer. Tras la bendición de animales,  la subida de la cuesta a caballo y la  lectura de coplas vino lo bueno. Había que reponer fuerzas con la gastronomía como protagonista. «La verdad es que el día acompaña, es fiesta, hay cachondeo y el bar y una carpa anexa en el local del antiguo sindicato agrícola están muy concurridos. El Ayuntamiento corre con todos los gastos de los productos de matanza y el resto de comida y bebida», explicó Manuel Sendino, jinete y, como en muchos pueblos pequeños, «concejal para todo lo que se necesite».

Más de 200 personas dieron  buena cuenta en la atractiva sesión festiva matinal -como aperitivo- de 60 litros de unas sopas de ajo de las que quitan el sentido, 150 kilos de torreznos, 22 kilos de pastas castellanas, 10 de bollos dulces, 40 litros de mistela y 25 de orujo. Las voces masculinas y femeninas del coro de Los Marceros, de Cervera de Pisuerga, animaron el buen yantar, que no paró, ya que luego llegó la comida de verdad: morcilla, jijas y panceta, entre otros productos del cerdo sacrificado hace unos días.

El alcalde, Florencio Caballero, se mostró orgulloso de la respuesta vecinal y ya ve cercana su retirada. «Todo ha salido muy bien en un día soleado. Voy a cumplir 69 años y  toca ya retirarse cuando termine el mandato tras 28 años», concluyó.