Se realizan y publican con cierta frecuencia unos interesantes estudios de opinión en los que se muestra la valoración que los ciudadanos tienen de distintas instituciones, entidades, profesiones, etc. Unas veces proceden de instancias oficiales especializadas en el sondeo, como es el caso de Centro de Investigaciones Sociológicas (el famoso CIS), y otras veces son promovidos por entidades privadas. El último que tuve ocasión de ver estaba realizado por una Fundación dependiente de uno de los grandes bancos españoles, que durante los meses de septiembre y octubre había sondeado a unas 4.000 personas, lo que es una cifra nada desdeñable.
No tengo datos para saber cuál es la técnica y la metodología con la que se hace el estudio, si al ciudadano encuestado se le pregunta por un listado ya preestablecido de centros de interés, o se deja a su manifestación espontánea que indique por qué instancias siente más y menos aprecio. Supongo, en todo caso, que el trabajo se hace con el suficiente rigor como para que los resultados sean significativos; y de lo que no me cabe duda es de que los datos que ofrecen esos estudios son de gran interés, especialmente si se van comparando los realizados a lo largo del tiempo, que es donde se muestran las preferencias más permanentes y los cambios de valoración.
En el estudio que citaba, el ranking de confianza social lo encabeza la sanidad pública, con un 88%, seguida de la policía, el ejército, las organizaciones ecologistas, los periódicos, las radios, las grandes empresas y los ayuntamientos, todos ellos por encima del 60%; entre el 40 y el 60% de confianza están los tribunales, incluido el Tribunal Constitucional, las televisiones, los gobiernos autonómicos, la CEOE, el parlamento, la Iglesia católica, el Gobierno, los sindicatos y las redes sociales, todos ellos en ese orden; en el último escalón, por debajo del 40%, los bancos, con un 35% y los partidos políticos, cerrando la lista, con un 28%. En grupos profesionales aprobarían, por encima del 5 y por este orden, los científicos, con 8,4, y luego los médicos, los maestros, los policías, los militares, los jueces, los empresarios, los ecologistas y los periodistas, con 5,2; suspenden los financieros, con 4,2, y a continuación los sindicalistas, los sacerdotes, los políticos y los influencers y youtubers, éstos con 2,4.
Lo dicho; interesante imagen de la confianza y la desconfianza de la sociedad española. Que es lo mismo que decir del aprecio y del recelo, distribuidos en distinto grado.