Miedos devoran los recuerdos de otros años más plenos, cuando los virus no atacaban nuestros encuentros. Ahora, en este año Jacobeo, triste como los de los tiempos de las pestes, queremos levantar el vuelo. El gran Teatro del Mundo, el que nos hace representar papeles con nuestros familiares, amigos, vecinos, con las máscaras -que a veces se nos pegan en la cara-, a veces tiene representaciones torpes y vanas, pues nos encerramos en un papel, según nuestras circunstancias. Pero la vida es rica en matices y, si una vez tuvimos el papel del niño y pudimos tomar el del joven o el maduro personaje, también podemos adoptar el del peregrino o acompañar a quien hace su camino, compartir sus huellas, ayudar a que llegue a destino. Unos lo hacen con empresas, alojamientos, restaurantes o tabernas; otros con la médica           asistencia...
La Diputación organiza un verano cultural con dos compañías que giran el mundo de nuestra provincia. La cultura debiera seguir desarrollándonos pese a que se nos derrumben no pocos ideales... Zanfoña o vihuela, rabel y otros instrumentos, pícaros y despistados que hacen el Camino entretener pueden un ocio perdido en el olvido, cantigas de reyes poetas suenan en nuestras calles con nueva audacia y alegrías primigenias. La poesía de la vida se halla a veces en pequeños encuentros con la alegría compartida y, por eso, los grupos callejeros de teatro siempre importantes fueron. En siglos de hambres, guerras o pestes nos refugiamos con la familia en lugares cerrados, disolviéndonos, porque no somos seres hechos para el aislamiento. El animal humano ha de encontrarse con sus congéneres, salvo gracia especial y misteriosa que afecta a algunos eremitas, y de ahí la tendencia al abrazo, al encuentro en lugares donde están otros, donde «hay ambiente», donde la fiesta se encuentre. Moderación exigen los tiempos que nos envuelven, pero también vivir mirando hacia adelante. Mirar hacia adelante es mirar también al pasado, apoyarnos en la raíz y crecer con nuevo salto, nuevas ramas, nuevas hojas y flores. 
El verano es propicio para que el aire, libre, nos encuentre sin demasiados temores.