Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


En Recoletas

26/01/2023

Agradezco su amabilidad, el respeto a la persona mayor, la diligencia con que desempeñan su trabajo, el cariño que despiertan y regalan, la alegría que comparten. Podría seguir. No quedaría corta la columna. Añadiría el nombre de cuantas personas atendieron a mi marido y cada día se interesaban, también, por mí. Y la habría terminado. Hablo de doctores y enfermeros, mujeres y hombres, o de auxiliares y de quienes se ocupan de mantener impoluta la habitación y demás dependencias, con la blancura característica de ropa de cama o toallas. Recuerdo a quienes hacen radiografías, Tac, analíticas, en Urgencias y cuanto la Sanidad pone al servicio de nuestra salud. 
No olvido a quienes, aún sin tener contacto cercano, me reconocían al salir del ascensor, al pedir una cita para consulta médica, al solicitar una ambulancia o un taxi o, simplemente, se cruzaban conmigo y me llamaban por mi nombre; algo muy importante cuando contamos años y comprobamos cuán agradable es oír que otra persona lo pronuncia en voz alta junto a unas palabras corteses: hasta luego, adiós, hasta mañana. Hablo de las personas que forman este gran equipo de la Clínica Recoletas en Palencia. También conozco la Seguridad Social Pública y puedo afirmar lo bien que funciona. Quizá, el pasar días en una clínica o en un hospital público, me ocurrió lo mismo en Coria, en mi tierra extremeña, nos hace conocer a personas y valorar el porqué de su dedicación. Queda un rescoldo en nuestro corazón para agradecer las atenciones recibidas. 
Me apena, lo estamos viendo estos días, que estos grandes profesionales se vean obligados a encerrarse o asistir a una manifestación para reivindicar derechos y condiciones laborales dignas y rendir en su trabajo tal y como lo han hecho siempre, dedicando a cada enfermo la mejor atención con una sonrisa en sus labios porque están satisfechas del deber cumplido sin agobios de listas de espera, ni personas enfermas que esperan en los pasillos. Durante la pandemia, nos solidarizamos con aplausos y ánimo a su valentía a pesar de las dificultades con las que trabajaron; esperábamos que su trabajo fuese recompensado con mejoras salariales o acortamiento de jornada laboral. Ojalá ahora logren su objetivo, razonable, por supuesto.