El arte forjado a fuego

ANA LUCAS
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El ciclo Estivalia, celebrado en Guardo, acoge la exposición L4do Oscuro de José Javier Castrillo para enseñar cómo la pasión por la herrería puede inspirar y transmitir miles de sentimientos

El arte forjado a fuego

En ocasiones es necesario compartir los momentos más oscuros de la vida para hacerlos más leves y que pesen menos. Así lo ha hecho el artesano del hierro y diseñador de mobiliario José Javier Castrillo, natural de Guardo, en su exposición L4do Oscuro que, hasta final de mes, acoge el auditorio municipal de la localidad minera.

El título que escogió Castrillo para esta exhibición cambia la letra A de la palabra lado por un cuatro, ya que se trata de una recopilación de las obras de su último cuatrienio de trabajo. «Han sido unos años de incertidumbre en todos los niveles, de hacia dónde caminar o de qué hacer. Siempre hay momentos de clarividencia y otros más oscuros, que en el caso de los artistas a veces puede plasmarse gracias a las obras», confiesa el herrero norteño. 

Una de sus primeras muestras en solitario fue en el Espacio Joven de Valladolid hace aproximadamente 15 años, pero no hay nada como volver a casa y exponer para las personas que te han visto crecer. Muchos de los vecinos y conocidos del artista siempre le han preguntado por su trabajo y, gracias a las redes sociales,  han podido conocer los proyectos en los que Castrillo ha trabajado y participado en los últimos años. 

Ahora que Guardo dispone de un «lugar decente para exponer» es su oportunidad para sacar a la luz algunas de sus piezas y que los guardenses conozcan su trabajo, ese que él mismo define como «único, personal y con sentimiento». 

Al igual que muchos artistas, la intención de Castrillo es dar lo mejor de si mismo cuando trabaja en sus obras y,  por lo tanto, hacerlo también en sus exposiciones para ofrecer al público la mayor calidad de las piezas que está realizando en la última etapa o bien, todo lo que haya hecho en épocas anteriores. «Cuando hago una exposición plasmo todo al 100%, tengo que sentirme identificado y verme reflejado en ella», añade el artista. Esto no iba a ser menos en el municipio de la Montaña Palentina en el que se crió, donde se abre y ofrece las mejores piezas a sus habitantes.

El artesano guardense cuenta con una trayectoria muy extensa que empezó en el año 2000, cuando comenzó a formarse en el mundo de la soldadura y la calderería en La Robla (León). Tras estos años de estudio, pasó un tiempo trabajando con sus maestros, Luis Castrillo, su padre, y Valentín Prieto, hasta que hace diez años apostaron por abrir una tienda en Madrid, donde estuvo dos años trabajando. Después, Castrillo decidió volver a su pueblo para continuar en el mundo del arte desde allí.

En su amplio recorrido profesional ha expuesto en diversos lugares como Chengdu (China), donde fue invitado en agosto de 2019; además de tener trabajos en algunas de las grandes urbes como Nueva York, Tokio o Roma. A pesar de su largo camino en el mundo de la forja, el guardense sigue formándose cada día. Castrillo disfruta acudiendo a «talleres artesanos auténticos para practicar con herreros tradicionales» con el fin de  conocer más a fondo este antiguo negocio.

Ahora Castrillo se siente muy orgulloso y feliz de poder de compartir una quincena de exposición con su pueblo natal, pero uno de sus sueños es exponer, a nivel nacional, en alguna pequeña sala del Museo Reina Sofía, en Madrid o del Guggenheim, en Bilbao.