Ilia Galán

Ilia Galán


Nuestras exposiciones

11/07/2022

Pasear en verano por nuestros pueblos a menudo nos proporciona gratas sorpresas, como hallar el reflejo de la esencia de nuestro tiempo en una sala de exposiciones muy coqueta que exhibe pinturas realistas, desarrolladas con buena técnica, que llaman a la vista y la revista, pues son agudas y finas. Trampantojos, sorpresas, sensaciones que nos da la plana materia como si fuera real en tres dimensiones y aun más... La sala es la del museo de Carrión de los Condes, donde la oficina de turismo enseña junto a la iglesia de Santiago cómo hallar los tesoros de aquestas regiones fascinantes. El autor es el pintor Ricardo Renedo, que se autorretrata en modo señero, en blanco y negro, y en una de sus obras, aparece una caja; una bombilla, apagada; una botella de ponche, Caballero, ebria, y en una esquina brilla. 
Un libro en francés, antiguo, muestra ser un Tratado de armonía junto a un violín que no suena, una cuerda rota se sale del cuadro y nos domina; al lado un soldadito mecánico aporrea en silencio su tambor; una gorra; al fondo el roto cartel del refresco dice que disfrutemos la Coca-cola... Esto es nuestra política, la patria barrida por contradicciones a veces polvorientas, otras nuevas. Cerca, otro cuadro se muestra al revés, por el envés la carcasa y ensambladura de sus maderas, junto a unas latas de refrescos oxidadas y rotas, detritus convertidos por mano del artista en maravilla de los sentidos y en magia para la vida, como los naipes de una partida que hemos de jugar todavía, junto al whisky, o las gafas, con las que ya no vemos porque las hemos dejado sobre la mesa. Obras que nos abren a otros mundos y nos llevan a meditar, como símbolos cotidianos que nos hicieran despertar...
En Becerril de Campos, Ana de Alvear muestra sus Dos miradas haciendo dialogar ciencia y religión en un extemplo cristiano, los restos de la iglesia de San Pedro. Interesante, como lo son tantos puestos que entre nosotros renacen. No dejemos de visitar las maravillas que se posan como divinos regalos a nuestro alcance. En muchos pueblos se renace, basta abrir los ojos, los del cráneo, y los del alma, y acercarse.