Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Comunicar

27/11/2022

Desde que el actual gobierno de España comenzó la legislatura, se han sucedido las noticias basadas en la serie de errores en cadena con que alimentan la tarea informativa de los periodistas. Son muchos y muy importantes. Alguno de ellos de tal envergadura que afecta las bases constitucionales de España. No creo necesario recordar a los lectores que, sin duda, el mayor error cometido por el Presidente fue coaligarse con los partidos de extrema izquierda-ningún extremo es recomendable-para formar gobierno. Por otro lado, las personas elegidas para el difícil desempeño de los ministerios gubernamentales vienen demostrando su incapacidad, falta de preparación, ignorancia de la materia que dirigen, que era evidente la comisión de errores. Si a estas graves deficiencias unimos la soberbia y actitud desafiante que exhiben sin pudor, resulta fácil comprender el rechazo popular que se ganan cada vez que intervienen. Lejos de reconocer sus errores, proclaman alto y claro que ni son errores, ni sus nefastas consecuencias se les deben atribuir a ellos,  que son infalibles. Los incidentes se suceden a tal velocidad que, cuando aún se está cometiendo uno, ya sobreviene el siguiente y, de este modo,se crea un estado de amnesia muy aprovechable por los gobernantes. ¿ Quién se acuerda del incidente de Melilla que tuvo al ministro Marlaska como protagonista ?. La ministra Irene Montero acapara toda la atención informativa que se potencia con sus declaraciones insultando y culpando a los jueces de sus propios errores. Era lógico que pronto recaería en los informadores toda la culpa de los errores cometidos por los ineptos ministros que tanto daño hacen a la ciudadanía. Es muy vieja la idea de que hay que matar al mensajero que lleva malas noticias para evitarlas. Esa forma de gestionar la información la quiere conducir este gobierno elaborando ellos mismos el modo de transmitir las noticias y haciendo que los periodistas hagan su trabajo al dictado de lo que ordene el gobierno. También es muy viejo el procedimiento. Lo utilizan todas las dictaduras. Así se acaba con la libertad de expresión que tanto molesta a los malos gobernantes. 

ARCHIVADO EN: España, Irene Montero, Melilla