La gran devoción de Palencia a las Cinco Llagas

Alberto Abascal
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La lluvia provoca la suspensión de la procesión, aunque el Cristo Crucificado de Alejo de Vahía fue mecido al son de la banda de la Santísima Trinidad en la plaza de San Francisco · El acto de la vestición se celebró dentro de la iglesia

Imagen de ayer del minidesfile del Cristo Crucificado en la plaza de San Francisco y acto de la Vestición dentro del templo. - Foto: SARA MUNIOSGUREN

La imagen de Jesús Crucificado abandonó en la tarde-noche de ayer la iglesia de San Francisco, sede de la cofradía de Nuestro Padre Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, para dirigir sus pasos, escoltado por la Policía Local, hasta la plaza que lleva el mismo nombre porque la procesión de Las Cinco Llagas finalmente se suspendió por la amenaza de lluvia, una amenaza que se hizo realidad pasadas las 21,15 horas.

La tradicional procesión con la imagen que se atribuye al imaginero Alejo de Vahía y que es llevada a hombros en unas sencillas andas metálicas, se convirtió en un desfile mínimo que discurrió por la plaza de San Francisco durante unos 25 minutos para que los numerosos fieles congregados para la ocasión tuvieran la oportunidad de ver la figura del Cristo Crucificado, que fue mecido por los cofrades en su recorrido ante los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Santísima Trinidad.

 El Cristo Crucificado, con los cuatro candiles que custodian la talla encendidos, avanzó alrededor de la plaza que lleva el nombre de la céntrica iglesia acompañado por los agentes de la Policía Local - hermana mayor honoraria de la cofradía- vestidos de gala. Fue portado, además de por su cofradía titular, por miembros del resto de hermandades. La talla de Alejo de Vahía volvió posteriormente al interior del templopara presidir el segundo gran acto litúrgico de la  jornada que es el de la Vestición.

Imagen de ayer del minidesfile del Cristo Crucificado en la plaza de San Francisco y acto de la Vestición dentro del templo.Imagen de ayer del minidesfile del Cristo Crucificado en la plaza de San Francisco y acto de la Vestición dentro del templo. - Foto: SARA MUNIOSGURENDos miembros de cada una de las cofradías se colocan, habitualmente en la escalinata del Ayuntamiento aunque ayer lo tuvieron que hacer en el altar de la iglesia, y se van poniendo las distintas partes del hábito; es decir, la túnica, el cíngulo, el capirote, la capa y la medalla, mientras que un sacerdote explica a los congregados su significado. 

No son muchas, al menos entre las conocidas, las Semanas Santas que escenifican este acto sencillo -es más que la demostración pública de cómo se viste un hermano cofrade- pero cargado del simbolismo de la Pasión. Bajo la dirección del sacerdote la ceremonia se celebró con la normalidad de la que la pandemia del covid-19 la privó en los dos últimos años.  

El ritual tiene siempre un importante componente didáctico, ya que permite a aquellos que no están entre los ciudadanos que pertenecen a una cofradía, descubrir los secretos que comparten los hermanos. No todas las cofradías visten igual o portan los mismos elementos, pero todas guardan en sus ropajes la simbología de la Pasión de Cristo. Así, se coloca la túnica, para revestirse de Dios; el cíngulo con el que ciñen la túnica, como recuerdo de las ataduras que sujetaron a Jesús a la columna; la capa, que simboliza el manto de la Madre y su protección; la cruz o medalla, seña de identidad propia de cada cofradía como elemento común a todas ellas; los capirotes, con los que cubren sus rostros para preservar ese momento de intimidad entre el cofrade y Dios y que apunta al cielo, hacia donde un día subirán sus almas y, por último, los guantes, con los que cubren sus manos para librarse de las asperezas espirituales.

Tras el acto de la vestición, se llevaron a cabo los rezos correspondientes a las Cinco Llagas.  La previsión era que el rezo de la primera llaga tuviera lugar en la iglesia de San Agustín, ante la Virgen de la Piedad, la segunda en la plaza de San Pablo; la tercera ante Jesús Nazareno; la cuarta llaga ante la talla de la Virgen de la Soledad y la quinta y última llaga ante la Virgen titular de la cofradía. Sin embargo, como ya se ha comentado, todos estos rezos se tuvieron que llevar a cabo en el interior de la iglesia, que se encontraba totalmente abarrotada.

MISA CRISMAL. Por otro lado, hoy martes, a partir de las 12 horas  y en la catedral, se celebrará la tradicional misa crismal presidida por el obispo de la Diócesis, Manuel Herrero.

La misa crismal, que el obispo celebra con su presbiterio, y dentro de la cual consagra el Santo Crisma y bendice los demás óleos, es como una manifestación de comunión de los presbíteros con el propio prelado. Otro tema importante de la misa crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio. Así, los textos de la misa presentan un conjunto catequético no solamente acerca del sacerdocio ministerial, sino también relativo al sacerdocio general de los fieles.

En esta misa crismal no se rezael Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya. En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un sacerdote. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía. Según la costumbre tradicional de la liturgia latina, la bendición del óleo de los enfermos se hace antes de finalizar la plegaria eucarística; y la del óleo de los catecúmenos y la consagración del crisma se hacen después de la comunión.