Detrás de cada usuario de INTecum se esconde una historia de lucha, de superación personal y de nuevos retos ante lo desconocido. Una de esas historias la escribe desde Guardo Andrés Prieto, en proceso de duelo tras perder a su mujer el pasado 20 de mayo después de años de lucha contra una larga enfermedad.
Fue conocedor del proyecto, al que se sumaron en diciembre de 2020, a través de una asistenta social que desarrolla su actividad profesional en Guardo y, para él, la experiencia de contar con los profesionales de INTecum fue «muy satisfactoria», pese a lo doloroso de la pérdida de su mujer. «Funciona de maravilla», resalta el guardense, que asegura que «cualquier cosa» que necesitaron él o su mujer la tuvieron «al día siguiente, a los dos como muy tarde».
En su caso, contrataron cinco días a la semana a una asistenta personal -que se portó «estupendamente bien», asegura Prieto- para cubrir las horas en las que él estaba trabajando y no podía atender a su mujer. «La asistenta atendía a mi esposa en todo lo que necesitaba, que era principalmente compañía para que no estuviera sola», explica.
En las mejores manos - Foto: Sara Muniosguren
Además, a través de la Fundación San Cebrián consiguieron una silla de ruedas y accesorios para el baño, siempre pensando en lo mejor para su mujer. Según él mismo reconoce, «todo han sido facilidades», lo que se tradujo en una «enorme tranquilidad» para la familia, que pudo centrarse más en el bienestar de ella que en la búsqueda de todos estos servicios y accesorios.
La experiencia resultó tan de su agrado que recomienda al «doscientos por ciento» el servicio prestado, al que califica como «muy cercano, casi familiar». Además, y como muestra del apoyo integral que promueve el proyecto INTecum, no ha percibido carencia alguna por residir en el medio rural y los profesionales vinculados al programa han seguido manteniendo contacto con él tras la muerte de su esposa.
En el otro extremo de la provincia, en la capital, Santiago García, de 71 años, y su mujer María Ángeles Becerril, con 73 recién cumplidos, encontraron en esta iniciativa de la Gerencia de Servicios Sociales un aliado cuando él recibió el alta médica tras un ingreso hospitalario hace un par de años.
En las mejores manos
Gracias a INTecum, el matrimonio cuenta con una asistenta personal un par de horas diarias, de 9 a 10 y de 21 a 22 horas, para asearle, ayudarle a vestirse y levantarle y acostarle. «Estamos muy contentos. Las trabajadoras sociales y las chicas que nos atienden están para todo, son muy profesionales, buenas personas, majas y atentas», destaca Becerril.
NIETA Y CUIDADORA
Patricia Estalayo es una de las mujeres del medio rural que encontró empleo en el marco del proyecto, que le brindó la oportunidad de cuidar de su abuela en Aguilar de Campoo durante un período de trece meses que nunca olvidará.
Un programa que le ha permitido pasar más tiempo con su abuela y que encajaba con todo lo que la familia estaba buscando: ayuda para comer, vestirse, arreglarse o a la hora del aseo y, sobre todo, compañía sin romper las rutinas de su abuela.
«El proyecto es muy positivo. Significa que los usuarios pasen los últimos días de su vida en su casa y en su entorno, no en el hospital o en un geriátrico», resume Estalayo. En definitiva, una «muy buena iniciativa» que recomienda a todos los palentinos, más aún a los que residen en el medio rural, lejos de la capital, «donde todo está lejos y a desmano, e INTecum es una gran ayuda», afirma a DP la cuidadora aguilarense.