Poso y austeridad

Ismael Martín
-

El hermano mayor de la cofradía penitencial de NP Jesús Nazareno y NM la Virgen de la Amargura renovará el voto concepcionista en un acto que realizaron sus fundadores hace más de 400 años

Poso y austeridad - Foto: EVA GARRIDO

Día de la Inmaculada, una fecha marcada en rojo en el calendario de la cofradía penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre la Virgen de la Amargura. Este año es más especial si cabe al cumplirse diez de la primera vez que se realizó la vigilia con una procesión hasta la catedral y un acto litúrgico con la Virgen de la Amargura, una de las tallas titulares y patrona de la cofradía. «La primera vez que hicimos el acto fue con motivo de los 400 años del juramento del voto concepcionista, un voto de sangre que es el segundo más antiguo de España», destaca Domiciano Curiel, hermano mayor de la entidad. 

 En los últimos años no se realiza ya la procesión trasladándose toda la celebración al interior de la cofradía. «Nosotros somos un poco más austeros y lo que pretendemos es que si sale la imagen tiene que ir muy arropada», sostiene. En esta línea, la cofradía realizará mañana una misa solemne a las 12 horas y renovará el juramento del voto concepcionista como hace más de 400 años hicieron los fundadores de la cofradía. «El acto del voto de sangre sirve para afianzar que la Virgen es Inmaculada concebida y suele hacerlo el hermano mayor delante de un alcalde, un miembro de la junta de gobierno y un representante de la Benemérita», explica Domiciano Curiel.

La Virgen de la Amargura es una escultura tallada por el imaginero Víctor de los Ríos en 1955 y despierta una gran devoción entre los palentinos. «La mirada y las manos dicen mucho de esa talla con sobriedad, cara de tristeza y de amargura», subraya el hermano mayor de la cofradía. 

gran momento. Durante los diez años que han transcurrido desde esa primera procesión, la cofradía ha experimentado un gran crecimiento tanto en número de hermanos, hasta un total de 1.600, como de reformas de todo tipo, como la mejora de las instalaciones. «Hemos subido el número de cofrades que es importante. Hay que seguir aumentando, pero tenemos que mejorar también la calidad del cofrade. No vale solo con apuntarse y salir dos días en Semana Santa», asegura. Además, en los últimos años, la cofradía pone especial énfasis en sus acciones sociales a través de conciertos solidarios, vermú a beneficio de la esclerosis o recientemente la beca solidaria. «Todas estas cosas hacen que vaya quedando un poso dentro de la sociedad. Tenemos que seguir trabajando con foros que se están preparando, cineforum y coloquios para estar mucho más presentes. Hay que seguir peleando y luchando para subir un poco más el nivel de la cofradía que se lo merece», incide.

La cofradía vive un momento «dulce», como deja claro Curiel. «Llevo 27 años dentro de junta directiva y luego como hermano mayor y es uno de los momentos más bonitos y saneados, en el que estamos marcando un poco la diferencia». Esta situación contrasta con la dificultad para encontrar relevo generacional en los mandos directivos. «Hay mucha gente joven, por lo que una de las cosas que llama un poco la atención es que haya pereza o temor a asumir ese tipo de responsabilidad. Es momento de que empiecen a tirar del carro para mantener ese poso de seriedad y de presencia en la sociedad», concluye Curiel.