He probado a intentar hacer un análisis medianamente serio de la realidad que hemos vivido desde principios de 2020 y tuve que parar en seco y coger aire. Da vueltas la cabeza y, francamente, uno se harta de hacer acopio de datos, seleccionar lo que son ciertos, no dejar que las medias verdades y la desazón dejen sus influencias en el resultado y, si es posible, escribirlo de forma coherente.
Si no, que se lo pregunten, por ejemplo, al exministro de Sanidad Salvador Illa; al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, sí, Fernando Simón, quien tan buenos ratos nos hizo pasar, y al propio presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien se basaba en un comité de expertos que nunca existió, con la esperanza de que fuera suficiente criterio de autoridad salir a diario en los medios, rodeado de altos cargos de Defensa y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Por eso, me saltaré, por el momento, las penurias que pasaron y siguen pasando por culpa del volcán los habitantes de La Palma; el sinsentido de hacer como que no existe el coronavirus, cuando hay gente que sigue enfermando y muriendo; la explicación ilegible del denominado 'pool eléctrico'; la rabia y el asco que suscita Putin al haber creado tal sufrimiento y sembrar la muerte en Ucrania y los graves problemas que acechan a España por la increíble cifra de la deuda y la más increíble todavía cifra del IPC.
Me saltaré todo eso, que daría para muchas líneas, para centrarme en la situación política de Castilla y León, que tampoco es manca. Podemos resumirla en que los cálculos de Alfonso Fernández Mañueco no salieron nada bien, no solo porque la victoria en las elecciones autonómicas distó mucho de la necesitada para gobernar en solitario, sino también porque, por el camino, ya nadie se acuerda de Pablo Casado, presunto inductor de los comicios que dieron alas a Vox en la comunidad autónoma.
Aun sin estar inmerso en ningún partido ni tener esa mínima experiencia, aunque tampoco creo que haga falta, para saber que lo que está pasando no es muy normal. Me refiero a que, por mucho que se diga que Mañueco estaba enterado, queda bastante o muy raro que hayamos sabido así que Gerardo Dueñas será el consejero de Agricultura, Mariano Veganzones, el de Industria y Empleo y Gonzalo Santonja, el de Cultura y Turismo.
Las negociaciones deben de ser mucho más duras todavía de lo que imaginábamos y el PSOE de Castilla y León se está cebando con los pocos detalles que se dan a conocer. La verdad es que se lo están poniendo muy fácil a la secretaria de Organización, Ana Sánchez, para lanzar esas riestras de titulares a las que nos tiene acostumbrados.
Como digo, no tengo experiencia en la diplomacia interna que rigen las relaciones entre los partidos políticos pero tampoco es imprescindible para deducir quién tiene la sartén por el mango.
Cuando se habla de 'cohabitar' en política, se refiere a coexistir con el poder pero no he podido evitar fijarme en la segunda acepción que figura en el DRAE: intransitivo. Hacer vida marital.
Sin comentarios.