Un edificio con firmeza, utilidad y belleza

DP
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En el número 7 de la calle Menéndez Pelayo se construye un inmueble con 16 viviendas donde antes se erigían dos edificios de los s. XVIII y XIX

Imagen de archivo de la antigua edificación, del siglo XVIII, de estilo barroco.

Junto a la iglesia de las Siervas de María, se va reconstruir fielmente el antiguo edificio que allí se levantaba, manteniendo toda la calidad de diseño de los detalles de las antiguas construcciones. Se trata de una edificación de 16 viviendas, dos oficinas, garajes y trasteros promovida por Ebosa, siendo el arquitecto de la misma Juan L. Gutiérrez Ruiz.

Concretamente, el edificio que se está construyendo se sitúa en el solar de la calle Menéndez Pelayo, número 7 y comprendía dos antiguas edificaciones, ambas catalogadas en el PERI Casco Antiguo. Una de las dos edificaciones catalogadas, del siglo XIX, era parte del edificio de la iglesia colindante, mientras que la otra edificación era una casa del siglo XVIII, de estilo barroco, que lindaba con el actual edificio de la calle Menéndez Pelayo número 5.

Este último edificio constaba de planta baja y dos alturas, construido con muro de carga de tapial sobre zócalo de piedra. La fachada estaba enlucida en 1721, según rezaba una inscripción y se articulaba con una composición de huecos de fachada mediante balcones con rejería de forja simple. Según el arquitecto del nuevo proyecto, «era destacable la ornamentación profusa de molduras sobre la fachada».

Juan L. Gutiérrez Ruiz.Juan L. Gutiérrez Ruiz.Por lo tanto, en el nuevo edificio que se proyectase debía reproducir ambas fachadas en el ámbito del solar actual y adecuarse a la nueva alineación que se marcó en sendas fichas urbanísticas facilitadas por el Ayuntamiento y cumplir las ordenanzas del PERI y PGOU.

NUEVO PROYECTO. «A partir de la documentación se elaboró el proyecto aunando todas las prescripciones requeridas, respetando las líneas compositivas de los edificios (cornisas, balcones, huecos, etc.) y previo a la concesión de la preceptiva licencia de obras, también se adjuntó una propuesta debidamente justificada que contenía una composición de fachada con los edificios colindantes para su toma en consideración por la corporación y comisión de seguimiento», apunta el arquitecto.

 «Gracias a la generosidad por parte de la propiedad se ha conseguido reproducir las fachadas en consonancia con el edificio existente de la iglesia, se han mantenido los nuevos huecos en proporción vertical, los ejes de simetría, y sus mecanismos de composición, resultando un conjunto armónico y bien proporcionado, preservando el carácter original, recuperando la profusa ornamentación de molduras en fachada; adaptándose a las características esenciales reconocibles determinantes de la identificación de éste patrimonio, manteniendo el carácter general de los antiguos edificios, preservando el entorno y recuperando la memoria histórica del lugar», añade.

El resultado es un nuevo edificio que conjuga la recuperación del patrimonio histórico preservando el entorno del casco histórico de la ciudad, «con una construcción moderna y práctica de este siglo XXI, siguiendo el criterio promulgado ya por Marco Vitruvio en el capítulo III de su primer libro De Architectura donde mencionaba que a las construcciones se les debía pedir firmitas, utilitas y venustas, esto es, firmeza, utilidad y belleza», según expone el arquitecto Juan L. Gutiérrez Ruiz.

Casas y negocios de las familias Jofré-Bedoya

Según el historiador Javier de la Cruz Macho, la casa coincide con los números 7 y 9 de la antigua calle Barrionuevo (las Siervas de María serían el 11-13). Fue el 5 de junio de 1912 cuando se decidió cambiar el nombre de Barrionuevo por el de Menéndez Pelayo.

Según la información de la que dispone, esta casa parece ser propiedad de la familia Jofré Villegas, que emparentaron con la familia Bedoya y en 1901 todavía residían allí los Bedoya Jofré. En este sentido, ninguna de las dos familias residía en Palencia de manera permanente, sino que tenían casas abiertas aquí, por sus negocios, y, en el caso de los Bedoya, porque eran regidores perpetuos (hasta que esta figura desaparezca definitivamente en 1833). Los Jofré aparecen en Frómista, Paredes y Carrión, mientras que los Bedoya lo hacen en Paredes de Nava. Como muchas de estas familias de grandes hacendados (tenían grandes posesiones agrícolas, con propiedades no sólo en sus pueblos sino en diferentes localidades palentinas, e incluso vallisoletanas y burgaleses) sus hijos estudiaron en la Universidad y empezaron a trabajar para la administración y a ocupar cargos públicos. La ciudad de Palencia no fue uno de sus destinos o lugares de ejercicio, por lo que poco a poco dejaron de residir en la ciudad. 

Por lo demás, en 1876 estaba instalada en el número 7 el Colegio Politécnico de la Concepción (el número 9 seguía siendo la residencia familia), mientras que a principios del siglo XX empezó a ser alquilada. De hecho, hubo una consulta óptica en 1910 (Dres. Alvarado y Álvarez) y, posteriormente, una academia de corte y confección (1926-señorita Artemia Polo Reca). Más adelante tiendas y despacho de leche, además de alquilarse como vivienda, según los datos disponibles.