Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Jano

22/05/2022

Es el dios romano representado por una figura humana con dos caras, cada una orientada a un lado. Se le atribuye la invención del dinero. Es el dios del gobierno de Sánchez: una cara mira hacia el PSOE y, la otra, hacia Podemos. El dinero une a ambas caras y los mantiene en el poder, a pesar de la disparidad de sus miradas. Venimos observando las evidentes diferencias que se manifiestan en la actividad política del actual gobierno de coalición y que, últimamente, no solo no se disimula, sino que se enfatiza. Al menos por parte de Podemos. Así ha ocurrido con la penúltima genialidad gubernamental materializada en la expresión de la Ley del aborto que incluye el tratamiento político de la menstruación. No salgo de mi asombro: la menstruación es tema ideológico y político. De ahí que la ministra de igualdad haya legislado sobre la regla femenina que, según ella, estigmatiza y avergüenza a las mujeres. Sorprende que se presente como un logro político sin precedentes, algo que ya existía. Es decir: cuando cualquier ciudadano se encuentra mal, sea hombre o mujer, acude al médico para obtener la baja laboral por el tiempo necesario. La novedad está en quién asume el coste de esas bajas.   Y es ahí donde apareció Jano con sus dos caras: la de Irene Montero, por un lado y la de Nadia Calviño, por otro, con el dinero por medio. El tema menstrual en su vertiente económica vuelve a cobrar protagonismo al tratar la derivada que se expresa en la tantas veces demandada petición de rebajar o suprimir el IVA que grava el precio de compresas, tampones y demás productos de higiene femenina. Aquí una cara de Jano es la de Irene Montero y, la otra, la de María Jesús Montero. La ministra de igualdad se ha presentado como una luchadora en defensa de la economía de las mujeres, pero no ha podido doblegar la resistencia de su colega, también Montero, que se ha opuesto a la supresión de aquel impuesto.. Una ministra acusa públicamente a su compañera de gobierno de negarse a ayudar a la economía femenina al señalarla como la culpable de tamaña injusticia. Jano enfurecido.