Cisneros

Juan Francisco Sanjuán Benito
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La localidad que compró su paso a villa de realengo

Cisneros - Foto: Oscar Navarro

La villa de Cisneros se ubica sobre un suave promontorio en la cuenca de río Valdeginate, entre las poblaciones de Villalumbroso y Villada, en Tierra de Campos, cuyo término municipal, en parte, está integrado dentro de la zona de especial de protección para las aves llamada La Nava, en plena comarca cerealícola, vinícola y pastoril. 


No parece que haya acuerdo en cuanto al origen del nombre, pues unos dicen que su nombre viene de 'Ceniza' y otros de 'Cisne'. Estos últimos aducen a que se han encontrado referencias escritas del siglo X que aludían a la villa como Cisnarios, Cisinarios y Cisniseros, nombres que se refieren a la abundancia de aves acuáticas en su territorio. 


En el solar que hoy ocupa la villa de Cisneros y sus aledaños se han encontrado restos arqueológicos de remotas culturas como fueron los vacceos, los romanos e incluso, los poco frecuentes de los mahometanos, a quienes sustituyeron los cristianos en el siglo XI bajo el reinado de Alfonso III de Asturias, quien también se encargó de su repoblación, persistiendo a partir de entonces como villa murada con castillo, bajo cuyo amparo y protección se realizaron diversos asentamientos en Tierra de Campos, cuyos vestigios y referencias documentales han llegado a nuestros días. Esta comarca es un inmenso espacio natural de Castilla y León que abarca 5.646 kilómetros cuadrados , con 67.400 habitantes repartidos en 161 municipios de cuatro provincias: León, Palencia, Valladolid y Zamora. 


Hacia el siglo II a.C. se referían a ella como 'Campi', Los campos y, más tarde, 'Campi palentini', por Pallantia, la ciudad vaccea más importante de la región, que resistió siempre al invasor. El emperador romano Honorio fue el primero que utilizó el término: 'Campus Hispaniae in lustrans paramus'. Los campos hispanos en purificadores páramos. En la Alta Edad Media fue conocida como Campos góticos o Campos de los Godos, 'Campi Ghotorum'.


Hay referencias escritas que nos dicen que a finales del siglo XII la población de Cisneros contaba con una fortaleza, la iglesia de San Facundo, junto a la cual se celebraba el mercado semanal y una muralla circundante.


Durante la segunda década del siglo XIII la villa y fortaleza de Cisneros se encontraban bajo la tenencia de la Casa Girón, encabezada en ese momento por Gonzalo Ruiz Girón, fiel servidor del rey Alfonso VIII el de la Navas, que le nombró uno de sus albaceas testamentarios. Tras fallecer el monarca en 1214, siguió siendo leal a la reina viuda, doña Leonor de Plantagenet y a su hija, la luego reina doña Berenguela I de Castilla, quien se refugió en el castillo de Cisneros ante el acoso a que fue sometida por la Casa de Lara durante la minoría de edad de su hermano Enrique I, rey de Castilla entre 1214 y el 6 de junio de 1217, día que falleció como consecuencia de un accidente en la ciudad de Palencia.


A lo largo de la Edad Media, la villa de Cisneros perteneció a la merindad de Carrión como lugar de behetría, es decir, disfrutaba del privilegio de poder elegir a su señor. Uno de sus grandes señores durante el siglo XIII fue Juan Alfonso Girón, ricohombre señor de El Frechoso, hijo de Gonzalo Ruiz Girón y de María Téllez de Meneses, familia que con el paso del tiempo sería el tronco de la Casa ducal de Osuna. 
Por aquella época, la corona recibía de la población de Cisneros en concepto de martiniega 100 maravedíes y otros 20 el señor del lugar. También pagaban al rey contribuciones por servicios y moneda, pero no por fonsadera ni yantar. Al señor, tenente del castillo, le pagaban 300 maravedíes en concepto de portazgo.


Del mismo tronco y linaje de los Girones, pero ya en otra rama que creció independiente durante el siglo XIII, apareció la Casa de los Cisneros, a cuyo frente se encontraba en la segunda mitad del siglo XIV Juan Rodríguez de Cisneros, señor de Cisneros y Guardo, la figura más destacada del linaje, de cuyo tronco familiar brotaría, ya en el siglo XV, una rama menor que se había asentado en Torrelaguna (Madrid), lugar donde en 1436 nació Gonzalo Jiménez de Cisneros, luego conocido como Francisco Jiménez de Cisneros, franciscano confesor de la reina Católica, arzobispo de Toledo, y como tal, canciller del reino, más tarde regente de Castilla por dos veces, y finalmente cardenal e inquisidor general de Castilla. Uno de los hombres más preclaros y honestos en la historia de la corona de Castilla y en cuantas funciones realizó en su vida privada y pública.


En 1445 figuraba Pedro Fernández de Velasco como señor de la villa de Cisneros por privilegio de behetría dado por don Juan II. Pese a los 3.291.000 maravedís obtenidos de la población en 1559 para pasar a ser villa de realengo y así pertenecer a la corona, Felipe II pensó en donar la villa a don Duarte de Braganza, marqués de Frechilla (Portugal). Finalmente esta donación no se realizó, y fue entonces, según las crónicas, cuando se instaló en la localidad el primer Pósito Pío o Casa Panera. 


El Pósito era un instituto de carácter municipal destinado a mantener el acopio el trigo, su precio y su reparto a los labradores y vecinos durante los meses de escasez. La Casa panera era la troje o cámara donde se guardaban los cereales, el pan o la harina. Ambas entidades fueron mantenidos por los concejos para regular el mercado y el precio del pan, proteger las cosechas de granos y los intereses de los agricultores.


En 1591 la villa de Cisneros contaba con un censo de 613 vecinos pecheros. A mediados del siglo XVIII, su población de había reducido a 381 vecinos entre los que se incluían dos ermitaños, con un caserío de 361 casas habitables y dieciocho solares de viviendas arruinadas.


La villa de Cisneros hoy es una población habitada por 429 personas dedicadas a la agricultura y la ganadería que labra unas 7.000 hectáreas de terreno aproximadamente. 
Que ver en Cisneros. La iglesia parroquial de San Facundo, de comienzos del siglo XVI, está declarada Monumento Histórico Artístico Nacional. Se trata de un templo en el que se mezclan estilos románicos y góticos en una construcción de ladrillo y arcilla, que cuenta con magníficos artesonados mudéjares y en el que puede verse el sepulcro en piedra de Antonio Rodríguez de Cisneros, oidor del Consejo Real de la Inquisición. La iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVI en piedra y ladrillo, acoge una escultura orante de Álvaro de Cisneros y el sepulcro de Gonzalo Ximénez de Cisneros –el Buen Caballero–, ambos del tronco familiar del cardenal Cisneros. En la actualidad es una de las sedes del museo Campos del Renacimiento.

Que ver en Cisneros.

La iglesia parroquial de San Facundo, de comienzos del siglo XVI, está declarada Monumento Histórico Artístico Nacional. Se trata de un templo en el que se mezclan estilos románicos y góticos en una construcción de ladrillo y arcilla, que cuenta con magníficos artesonados mudéjares y en el que puede verse el sepulcro en piedra de Antonio Rodríguez de Cisneros, oidor del Consejo Real de la Inquisición. La iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVI en piedra y ladrillo, acoge una escultura orante de Álvaro de Cisneros y el sepulcro de Gonzalo Ximénez de Cisneros –el Buen Caballero–, ambos del tronco familiar del cardenal Cisneros. En la actualidad es una de las sedes del museo Campos del Renacimiento.