La crítica -
Por Juana Samanes
Para mi abuelo y para todos los abuelos, esta dedicatoria del director Alexis Morante es toda una declaración de intenciones del relato nostálgico y positivo que ofrece en El universo de Oliver.
Año 1985. Cuando está a punto de pasar el cometa Halley, Oliver, un chaval de 13 años inseguro que posee una imaginación desbordante , se muda junto con su familia al sur de España. Ante su nueva vida en la escuela, el barrio e, incluso, los cambios en su hogar, Oliver intentará encontrar en las estrellas una solución a sus problemas y su abuelo Gabriel, "el majara", se prestará a ayudarle.
Es poco oportuno buscar comparaciones, pero esta entrañable fábula es como una especie de mezcla entre Verano Azul, la inolvidable serie televisiva de Antonio Mercero, y Manolito Gafotas, el personaje infantil más carismático de Elvira Lindo. A la primera se parece porque recrea las aventuras de una pandilla de chavales, muy aficionados al fútbol, que vivirían tranquilos si no se enfrentasen, cada cierto tiempo, a los conflictivos chicos gitanos que habitan en un poblado cercano a su barrio y con los que tienen choques continuamente. De las geniales aventuras del personaje de Lindo toma ese aire costumbrista, de familia humilde pero que se quiere un montón a pesar de todos los problemas económicos que padecen debido a la precariedad o ausencia de trabajo del progenitor, un perdedor sin remedio.
Dos intérpretes a los que normalmente vemos en el género de la comedia, Salva Reina y María León, hacen un buen trabajo en sus cometidos en esta película, pero también está muy bien el niño Rubén Fulgencio, a quien rodean un grupo de chavales, que fueron elegidos en un casting al que se presentaron 1000 aspirantes de Campo de Gibraltar y Sevilla. El film, que en algunas secuencias se ralentiza demasiado, narra una bonita historia de escapismo del chaval protagonista que utiliza la imaginación para embellecer una realidad más dura o para huir de aquellos acontecimientos que cree no puede asumir, entre ellos la pérdida de alguien cercano. Encierra en su interior un montón de mensajes positivos sobre la amistad, la importancia de la familia, la tolerancia pero, fundamentalmente, lanza una mirada a la infancia, a lo que fuimos y ha marcado para siempre lo que somos de adultos.
El universo de Óliver es la primera película de ficción de Alexis Morante, que cuenta con una consolidada trayectoria en el campo publicitario y que hasta el momento ha dirigido cuatro largometrajes documentales musicales, entre ellos Camarón: Flamenco y Revolución. La película se nota que le ha salido "del alma" y ello se debe a que ha adaptado a la gran pantalla una novela homónima de Miguel Angel Gónzalez, un amigo suyo que retrató la infancia que ambos compartieron en Algeciras.