La crítica -
Por Juana Samanes
La plataforma Netflix se sitúa a la cabeza de las que más producen películas originales, además de series televisivas, otra cosa es la calidad de esas propuestas que, siendo entretenidas, como ocurre con Dangerous Lies, siguen teniendo un tufillo a “telemovies de sobremesa”, esas que dominicalmente nos ofrecen Antena 3 y La Primera de TVE y que, en muchas ocasiones cuando son auténticos culebrones, les recomiendo encarecidamente para disfrutar de una merecida siesta frente al televisor.
Kate es una joven camarera que empieza a ejercer de cuidadora de ancianos ante la grave situación económica que atraviesa junto con su esposo, al que mantiene. Como es responsable, y buena persona, pronto establece una entrañable relación con Leonard, el jubilado del que se ocupa. Hasta que, inesperadamente, éste fallece y le cede su patrimonio. A partir de ese momento empezarán a ocurrirle extraños sucesos y se verá envuelta en situaciones peligrosas.
Como mencionaba anteriormente, se trata de un thriller que se ve de un tirón pues la trama es sencilla pero resolutiva, pero tanto en su puesta en escena, con pocos escenarios (prácticamente todo sucede en la mansión que hereda la protagonista), como en la factura técnica o su argumento no hay elementos que asombren en ningún momento. Es lo que denominaríamos un film de “suspense palomitero”, de fácil visión pero olvido inmediato. Y no es casual porque el director es Michel M. Scott, un profesional curtido en la pequeña pantalla, que sabe mucho de filmaciones rápidas. Todo un ejemplo de lo que viene a denominarse popularmente como “productos digestivos”. Se une a esa lista de películas, en el siglo XX denominadas de serie B por su bajo presupuesto aunque algunas de ellas poseían una excelente calidad, pero que raramente salían de su estatus de acompañar a cintas con más promoción en las sesiones dobles de las salas de cine.
De tal forma que lo más señalado de este film son algunos de los intérpretes que aparecen en el reparto en papeles secundarios; es el caso del veterano Elliot Gould (un actor que durante los años 60 y 70 se prodigó en todo tipo de films, recuerden M.A.S.H., Bob, Carol, Ted y Alice o Un puente lejano). A su lado también les sonará el rostro de la actriz Sasha Alexander, que encarna a la eficiente inspectora de policía, que alcanzó el éxito en EEUU, y también en nuestro país, tras encarnar durante 12 años a Caitlin Todd, una de los integrantes del equipo de la famosa serie Navy: Investigación Criminal