Ilia Galán

Ilia Galán


Despedir al padre

29/04/2024

Pasan las páginas ante mis ojos con noticias de la tierra y hablan de una sentencia. El juzgado condena a una inmobiliaria palentina por despedir a un trabajador. Su pecado: ser padre, haber engendrado, dar a luz una persona en unas tierras que necesitan muchas criaturas, basta contemplar el desierto demográfico y cómo la natalidad sigue hundida. Bien está que en una pareja los dos puedan trabajar y desarrollar sus talentos profesionales si así lo quieren, pero nuestra sociedad todavía tiene mucho que cambiar, pues ¿quién cuida de los hijos? No es lo mismo el estado, los gobiernos o las guarderías y escuelas públicas que la familia donde han de nutrirse de un nido de cariño y protección. También los empresarios temen al embarazo de sus empleados, pues luego quedan labores sin hacer o hay que pagar y el gobierno no solventa esos problemas. 
Le echaron, quizás porque solo llevaba cinco meses en la empresa, pero Dios nos envía la prole cuando quiere y es un bien que toda la sociedad requiere. O hijos, o inmigrantes o la desolación. 
El juzgado obliga a la readmisión del empleado y a una indemnización. No había quejas, trabajaba como los demás, no bajó su rendimiento. Ahora hay al menos ciertas leyes que protegen a los trabajadores cuando el embarazo llega. ¿Cuántos empresarios no querían contratar mujeres por este motivo? Desde que los padres pueden tomar la baja como las madres, ha cambiado un poco el panorama. Grandioso es crear una familia, engendrar nuevas vidas, educar y ver crecer a la prole, pero nuestro mundo parece que está en contra de la familia, diríase que quieren disolverla. Muy raro es ya ver grandes familias, es decir, más de tres hijos, cuando antaño llegó a haberlas con casi veinte nacimientos... Hoy nos parece impensable. Sin embargo, hará falta quienes sigan cuidando de las tierras y los ganados, quienes continúen la historia de la humanidad y disfrutar puedan de una vida libre que pueda ser plena. De lo contrario, nuestra vejez nadie la cuidará, ni habrá quienes sustituyan a tantos que hacen labores necesarias, ni habrá pensiones, yermos los campos, vacíos los pueblos.