La postverdad es la mentira emotiva, usada especialmente en la política o en los centros de adoctrinamiento con fines perversos, es la desfiguración meditada de la realidad en la que prevalece el juego de los sentimientos y emociones de personas débiles. Desde la Antropología, la persona a través de los tiempos es experta en la mentira, en la (postverdad), ello implica, la desventura de muchedumbres ante su distorsión cognitiva de la verdad o de la realidad. Las políticas de los hechos alternativos señalan acciones falsas como reales con el fin de confundir a la opinión publica a través de poderes mediáticos, los cuales hacen uso de los medios sociológicos, como forma de expresión vulgar de mentir a los ciudadanos. Las políticas de la postverdad crean una disonancia cognitiva en muchos ciudadanos con un alto grado de tensión entre los hechos alternativos y las creencias personales individuales acendradas en la verdad. Los políticos que se atienen de forma continuada a la postverdad, y se legitiman en ella, rehúsan a la honestidad personal e intelectual y retroceden a épocas ignotas de incultura. Las políticas que utilizan la postverdad surgen de psicópatas integrados, faltos de conciencia y de sentimientos hacia el pueblo que dicen servir, pero llenos de miseria moral y profesional, profanando de forma continuada el buen servicio de las mujeres y los hombres de estado; de las buenas políticas que levantan a la cumbre a los pueblos y a las naciones. Las políticas de la postverdad, y abyectas, vienen de la misantropía de los políticos sin afectación; de la desidia de sus mentes, las cuales se encuentran en disposición de manipular, con plena consciencia, la memoria de los hombres y mujeres esclavos de doctrinas sumergidas en la falsedad y el engaño. Ontológica y antropológicamente quienes hacen uso de la postverdad en las políticas, padecen psicopatologías graves, y cuyas consecuencias se conocen como los delirios y las alucinaciones de gobiernos de multitud de naciones que conducen a estas: al desgobierno, al submundo de la miseria de sus gentes y a la pobreza intelectual de sus pueblos. La postverdad conduce a la incultura; a la heurística de la mentira.