«Lo han tenido que pasar muy mal sin agua y sin aire acondicionado»

diariopalentino.es
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Las empresas de autocares y los taxistas palentinos tuvieron ayer trabajo extra después de conocerse la incidencia que afectó a un buen  número de usuarios del ferrocarril. Los operarios de Adif en Palencia no tuvieron tiempo ni de respirar para acondicionar a los sufridos viajeros. 
«Este autocar va hacia Torrelavega y luego a Santander», comentaba un operario de la empresa ferroviaria mientras supervisaba si todo el mundo estaba en su sitio entre carreras, protestas y cansancio, mucho cansancio.
Otro operario preguntaba a los taxistas de la zona de Jardinillos su posible disposición. Nadie perdía detalle.
«Quienes lo han tenido que pasar muy mal son los viajeros del tren que se dirigía a Castellón. Se han quedado tirados antes de llegar a la estación de Palencia (la llegada estaba prevista a las 17,30 horas) y con el calor que hace no tenían ni agua ni aire acondicionado», comentaba una palentina que llevaba dos horas y media de espera por el retraso para coger ese mismo tren con destino a Valencia. «Aquí nadie nos dice nada; todo es un caos. Mi mujer y yo queremos ir a Valladolid y no sabemos todavía cuándo llegaremos», reconocía un usuario, que se dedicaba a preguntar a los operarios fuera ya de la estación. De hecho, al menos otro autocar partió desde la Estación palentina hacia Venta de Baños para que los viajeros pudieran hacer transbordo en la localidad venteña con destino a Valladolid y Madrid.
Tampoco lo pasaron muy bien los casi 200 viajeros de un tren que cubría el servicio Vigo/Coruña-Bilbao/Hendaya que permaneció parado a unos 500 metros de la Estación de ferrocarril palentina, concretamente a la altura de la avenida Reyes Católicos.   Algunos  llegaron a saltar la valla de protección para poder aprovisionarse de líquido y alimento después de varias horas de parada obligatoria.
Familias al completo tuvieron que componérselas para poder hacer frente a la situación que, por lo visto, no es nueva en la provincia palentina. «Yo no tengo suerte. Por la noche sufro los rigores de las obras en la vía férrea y hoy (por ayer) que quiero viajar, me pasa esto. ¡Qué mala suerte la mía!», se lamentaba una vecina de la avenida de Santander.