«Hemos oído pasar a la Guardia Civil y nos hemos levantado de la mesa. Han llamado al teléfono y mi marido ha salido disparo con el tractor. Aún no le he vuelto a ver», explicaba durante las labores de extinción del incendio de Paredes de Monte una vecina de la localidad. «Creo que le avisó un bombero de la capital que es de Paredes, y le dijo que salieran con los tractores que nos quemábamos», afirmaba ya más tranquila tras ver muy de cerca cómo avanzaban las lenguas de fuego.

El trabajo coordinado de los agricultores, los Bomberos de la Diputación, del Ayuntamiento de Palencia, las cuadrillas de la Junta y hasta tres helicópteros evitaron ayer que un incendio de origen agrícola y que afortunadamente quemó sólo terrenos de cereal y rastrojo alcanzara el casco urbano de Paredes de Monte. «Se ha quedado a apenas 50 metros. Menos mal que se ha logrado parar ahí y no ha afectado a esta tierra sin cosechar, porque si no...», explicaba otro vecino de la localidad desde la atalaya que supone la iglesia de la localidad con respecto al valle que se ha quemado.

«Se ha originado en Santa Cecilia del Alcor», determinaban agentes de la Policía Local de Palencia y de la Policía Nacional en Paredes de Monte. No en vano, se trata de una junta vecinal perteneciente a la capital.

El origen, a dos kilómetros de la localidad de Paredes de Monte, está aún sin determinar y podría haber sido una cosechadora segando cereal. Fue en torno a las 14,40 horas cuando el fuego se declaró y a los pocos minutos el aviso llegó a los vecinos de Paredes de Monte. «Salimos porque nos decían que se quemaba la iglesia».

Según los propios vecinos, el primer trabajo de los agricultores con sus aperos construyendo cortafuegos ayudó a alejar las llamas del pueblo, sobre todo de la tierra pegada a las viviendas aún sin cosechar. «¿Sabes cómo corría el fuego en aquella tierra aún con grano? Fue un visto y no visto, y con un calor y un ruido... daba miedo», declaraba otro vecino desde la terraza de una bodega en la que se concentraban mujeres, niños y hombres sin tractor con el que ayudar en las labores, para seguir la evolución de fuego muy avivado por el viento.

«Parece que cuando hay un incendio el aire arrecia», se quejaba un vecino junto a la iglesia. Con rachas de hasta 44 km/h y vientos sostenidos de en torno a los 20 en los momentos del incendio, las llamas corrieron mucho. Tanto que una vivienda aislada y sin inquilinos casi se salva de las llamas debido a la velocidad de propagación y combustión de éste. 

Casi, porque finalmente el fuego entró. «Cuando hemos llegado, hemos ido a extinguir el fuego que había dentro. Una estancia», señalaba un bombero del Parque  de la capital, que sólo fue avisado cuando el incendio amenazó las viviendas y no antes, debido al protocolo que marca que si se trata de un incendio forestal en un pueblo, acuden los voluntarios de la Diputación, a pesar, como es este caso, de que el pueblo pertenece al término municipal de Palencia. 

 

Coordinación. Algo que, por cierto, molestó bastante a los vecinos que se dieron cita para contemplar cómo el peligro se acercaba y posteriormente se alejaba hacia la Finca de La Paradilla empujado por el viento, a tres kilómetros de donde se originó.  Fueron ellos, los vecinos,  los que desde su punto de visión, y los medios de la Policía Local, avisaron a los equipos de extinción del reavivamiento de algunos focos.

Finalmente, el nutrido equipo de medios logró parar el fuego, con la ayuda de tres helicópteros de la Junta. «Han estado cargando agua de los pozos de la zona, pero se les ha acabado y no sé dónde irán. No muy lejos, porque no tardan nada», analizaba un vecino. Y cierto era, porque los helicópteros se abastecieron de agua en las Piscinas del Monte, que estuvieron cerradas al uso desde las 16 a las 17,20 horas, para alarma de los  usuarios de las instalaciones. El incendio se dio por controlado a las 17,40, con la participación final de tres helicopteros, dotaciones del Parque de Bomberos de Palencia, voluntarios de varios parques de la Diputación, agentes medioambientales, cuadrillas y autobombas de la Junta, Guardia Civil, Policía Local y Nacional  y vecinos de la localidad.

Por suerte, sólo fue un susto, pero pudo ser mucho peor.