El solitario tramo de la A-73 no seduce

D. ALMENDRES
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Mientras la vía convencional de la N-627 recupera el flujo previo a la pandemia, el segmento entre Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia mantiene el volumen fijado tras su apertura a finales de 2021

El solitario tramo de la A-73 no seduce - Foto: ALBERTO RODRIGO

La apertura en el mes de noviembre de 2021 del tramo de la A-73 que une las localidades de Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia, ya en la provincia de Palencia, supuso un avance fundamental en el eterno proceso de construcción de esta esperada vía. Es el sexto segmento de los siete que forman el camino que conecta Burgos con Aguilar de Campoo y su puesta en servicio dibuja aquello que, algún día, será esta carretera.

Sin embargo, la particular situación de este tramo en el futuro mapa tiene un impacto directo en los flujos de tráfico recopilados por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. Son 12 kilómetros aislados del resto del futuro trazado que aún deberán armarse de paciencia para ensamblarse con los tramos anterior y posterior. Y eso provoca que ese pequeño corredor parcial de alta capacidad no sea especialmente atractivo para los usuarios que recorren cada día el trayecto entre la capital castellana y la localidad aguilarense.

La evolución de los datos acumulados con el paso del tiempo en el punto de control de tráfico fijado en la N-627, poco después de Báscones de Valdivia, revela que la carretera convencional ya ha recuperado el volumen de tráfico habitual de antes de la pandemia. Si en los años 2018 (4.346) y 2019 (4.296) las medias mensuales establecidas eran muy similares, tras el frenazo provocado por la pandemia de 2020 (3.031 usuarios por mes, ya sean ligeros o pesados) hubo un repunte constante que ni siquiera la apertura del mencionado tramo de la A-73 condicionó. En 2021 ya fueron 3.797 los vehículos contabilizados, por los 4.223 de 2022 y los 4.416 publicados recientemente de forma provisional referente al rendimiento del tráfico durante 2023.

Mientras tanto, en la A-73 la situación parece más estancada que estabilizada. En sus dos primeros meses en servicio correspondientes al año 2021 los 12 kilómetros de doble vía registraron una media de 2.427 vehículos y la cifra creció en 2022 un 25% para llegar hasta los 3.191. Sin embargo, la esperada progresión se quedó desdibujada el pasado año. Incluso, fue ligeramente descendente para firmar un promedio de 3.156 usuarios al mes.

Los números globales de la carretera convencional en ese punto del trayecto son aún mejores que los del tramo abierto de una A-73 que espera como agua de mayo el avance del resto de los segmentos pendientes.

En Ubierna, sin embargo, la situación de la autovía es distinta al superar con creces las estadísticas habituales antes de la crisis sanitaria de 2020. Entonces las cifras rondaban los 5.600 vehículos y tras el lógico bajón que redujo el flujo de tráfico (3.948), la tendencia al alza es constante en el último trienio para pasar de los 5.240 turismos y camiones por mes a superar la cifra de los 6.000 en 2023. Llegados a este punto, poco o nada hace pensar en un cambio drástico de la tendencia en la realidad actual de una A-73 que ya vislumbra un nuevo revés con la decisión del Gobierno de no presentar los Presupuestos Generales del Estado. Al no estar reflejada inyección alguna para el tramo entre Báscones de Valdivia y Aguilar de Campoo la salida a concurso de las obras queda en entredicho.

En este caso, el proyecto está en proceso de actualización. Del mismo modo, tampoco se esperan avances en los dos segmentos pendientes en la provincia de Burgos (Montorio-Santa Cruz del Tozo y Santa Cruz-Pedrosa de Valdelucio). Ambos casos requieren de una revisión en profundidad de sus proyectos y todavía no se han licitado. Todo ello plantea un horizonte a largo plazo que fía sus alegrías al desarrollo de las obras del tramo en construcción entre Quintanaortuño y Montorio.