El guadalajareño Rubén Barrio Lores, conocido con el apodo de Guada, recoge este año el testigo de pregonero de las fiestas de Nuestra Señora y San Roque para convertirse en el encargado de dar el pistoletazo de salida a estas fechas tan emblemáticas y señaladas.
Con una dilatada trayectoria profesional, Barrio ha aceptado con «ilusión y gran honor» el encargo encomendado aunque afirma que es «una gran responsabilidad». Se considera el representante de todas esas familias que han venido de fuera aportando profesiones que no se ejercían en la zona o incluso de alguno que se ha lanzado a la aventura de empezar una andadura con negocios nuevos.
Tercero de cinco hermanos, soñababa durante todo el año con «poder volver cada verano a nuestro pueblo», aunque su carrera profesional le ha llevado a tener que asentarse en diferentes partes del globo terráqueo. Aventurero, de madre ruesgana y padre cerverano, los cinco idiomas que maneja le han permitido desplazarse allí donde el viento le ha llevado hasta que conoció a su mujer. Una vallisoletana de los pies a la cabeza, con la que actualmente tiene dos hijos, y que ha sido la encargada de que el sueño de vivir en Cervera se haya visto cumplido. «Fue ella la que me dio la solución al encontrar una vacante de funcionaria. Apenas dudé unos segundos y espeté ¿por qué no?», declara Lores. Renunciando a las comodidades que ofrece la ciudad para definitivamente optar por «la combinación de tranquilidad y naturaleza, junto con un acceso creciente a actividades y una educación de calidad».
Un acto con el que deja constancia de su cariño por esta tierra, aunque no por ello deja de ser crítico con los aspectos negativos. Rubén juzga «la falta de apoyo institucional para mejorar los servicios sanitarios», pero a pesar de este defecto, asegura que es «una zona de mucha iniciativa y con una gran calidad de vida». Por ello, la corporación municipal le ha elegido como mensajero de estas fiestas: se puede vivir en un pueblo, ese es el lema.
deporte. Amante de la Montaña Palentina, comenzó a compaginar la familia y su trabajo como controlador aéreo con el deporte. «Con mucho esfuerzo, sabiendo reconocer los sacrificios de tu pareja antes que los tuyos y aprendiendo a repartirte» este guadalajareño consiguió a sus 26 años cumplir su ilusión y empezar a hacer tritalón. Un «veneno» en el que lleva metido 15 años.
Su andadura en el terreno deportivo comenzó como una broma. De pequeño era «un niño pegado a una bici». Posteriormente, tocó diferentes disciplinas del atletismo pero, en realidad, fantaseaba con liderar carreras. A sus 41 años ha alcanzado un nivel inesperado convirtiéndose, durante dos años consecutivos, en campeón de España de duatlón por equipos con Diablillos de Rivas.
De los numerosos trofeos que atesora, hace especial hincapié en la victoria en el duatlón de Santander de 2018 «un carrera disputadísima», aunque asegura que el mejor desfío de su vida fue el Campeonato de España Élite de Duatlón de 2013 donde consiguió un décimonoveno puesto. En su progreso mantiene muy presente la filosofía del «poco a poco» que le conduce a «un cambio más sólido y fácil de mantener».
Finalmente, desea que «reine el buen ambiente en estas fiestas» y que «este cruce de caminos sea el inicio de muchas más historias».