Zamarrones y Mascaritos

A. Benito
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La Asociación ARCO ha indagado en el pasado de Aguilar para desentrañar cómo eran los carnavales que se celebraban a principios del siglo pasado

«Había una zamarrón por cada una de las calles principales de Aguilar, que en aquella época eran cuatro o cinco. Luego estaban los mascaritos, el aliguí y el oso. Unos 20 personajes, en total, vestidos con trajes muy rudimentarios a base de pieles, andrajos, elementos de la naturaleza, cartones y cencerros. Su función era petitoria y al final del día se juntaban en la plaza para bailar al ritmo de la pandereta». No resulta fácil ahondar en el pasado del carnaval aguilarense. El origen pagano de esta fiesta, el hecho de que fuera una celebración poco aceptada por el franquismo y la avanzada edad de quienes lo vivieron en primera persona, está complicando la labor de la Asociación ARCO, que desde hace más de un año está intentando documentar la historia de esta tradición y devolverle su uso social. «Encontrar algo nuevo en lo viejo», concreta Francisco García, uno de los impulsores de la iniciativa.