Un pasado con mucho futuro

Marta Redondo Moreno
-

Se cumple el décimo aniversario del inicio de las investigaciones realizadas por el 'Imbeac' en el yacimiento de la Edad del Hierro de Villarén de Valdivia

Imagen de la excavación en 'Monte Bernorio'. - Foto: 'IMBEAC'

Hay lugares especiales que tras el paso de los siglos quedan en el olvido. Sin embargo otros, gracias al empeño de unos pocos, consiguen permanecer con vida e incluso descubrir cómo vivían nuestros antepasados, y llevarnos muchas sorpresas como que eran más adelantados de lo que se piensa. Eso es precisamente lo que ocurre con uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Montaña Palentina, que ya ha dado muchas sorpresas y que seguirá dando buenas noticias gracias a las excavaciones que en él se llevan a cabo. La primera intervención arqueológica realizada en Monte Bernorio fue llevada a cabo por el Marqués de Comillas, que encargó a Romualdo Moro que excavara el castro en 1890 en busca de antigüedades. Aprovechando las frecuentes noticias de hallazgos de objetos arqueológicos durante las labores agrícolas, Moro comienza sus excavaciones descubriendo una necrópolis tumular, de las que recuperará, entre otros materiales, los célebres ajuares de armas, los puñales denominados de tipo Monte Bernorio.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el lugar es fortificado aprovechando la línea de muralla. En el castro se producirán repetidos enfrentamientos por hacerse con el emplazamiento, que suponía una posición estratégica al dominar parte del llamado Frente Norte. En este momento se construye la pista que actualmente sirve para acceder a la parte superior del yacimiento.

La segunda intervención arqueológica, dirigida por Julián San Valero Aparisi, se realizará en los años 1943,1944 y 1959. En estas campañas se trabajó en distintas áreas, documentándose la muralla, tres de las puertas, así como diversas estructuras del interior del castro. En la zona de la necrópolis se trabajó en dos túmulos de incineración de los que se recuperaron ajuares metálicos. En 1992 fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica. No se realizarían nuevas excavaciones desde las de San Valero hasta 2004, inicio del Proyecto Arqueológico Monte Bernorio en su entorno.

Un proyecto de investigación que se inicio hace diez años  con el objetivo de sacar a la luz el glorioso pasado de uno de los castros más importantes a nivel  nacional y que está ubicado en una montaña cercana a Villarén de Valdivia, perteneciente al municipio de Pomar. Una iniciativa del que entonces estaba preparando su doctorado, e investigador del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Jesús Francisco Torres Martínez. Como codirector estaba su director de Tesis Doctoral, el catedrático de ese Departamento el profesor y Doctor Martín Almagro Gorbea, y  además contaron con la ayuda inestimable de arqueólogos del Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad (IEPA) veteranos del proyecto de Guerras Cántabras, que estaba dirigido por Eduardo Peralta.

El proyecto Monte Bernorio en su entorno se planteó como un modo de comprender cómo se produce el surgimiento de una ciudad fortificada (oppida) de la Edad del Hierro en un territorio de montaña. Esto implicaba una intervención no sólo en el yacimiento de Monte Bernorio, sino también en todo el territorio que lo rodea. El resultado debía ser una investigación sobre la Edad del Hierro en el área oriental de la Montaña Palentina. Una iniciativa que contó entonces con el apoyo económico de la Junta de Castilla y León.

DESARROLLO DEL PROYECTO. Los trabajos se iniciaron hace una década con un equipo de arqueólogos y alumnos de la UCM, y los técnicos del IEPA:  Antxoka Martínez Velasco, Alis Serna Gancedo y Juan Manuel Sobremazas, y colaboró también, de modo excepcional, Eduardo Peralta. Las prospecciones sirvieron para evaluar el estado del yacimiento y verificar sus características y extensión. En esos trabajos se localizó un tramo desconocido de la muralla y se estableció que la extensión del núcleo era mucho mayor de lo estimado hasta ese momento. También se encontraron abundantes materiales militares romanos que indicaban un final violento del núcleo.

A partir de estos trabajos previos se plantearon varios puntos en los que se realizaron catas arqueológicas. En la parte más elevada del Bernorio, una zona denominada Área 1, se localizaron e identificaron los restos de un fuerte romano que había sido construido tras un momento en el que el núcleo había sufrido una intensa destrucción por fuego. La información que proporcionó este sondeo ha tenido una enorme importancia.

Otro de los puntos de sondeo, situado en una de las terrazas de la zona sur, dio como resultado la localización de un tramo de muralla y de una serie de niveles arqueológicos en los que se identificaron restos de estructuras, construcciones y materiales de la Edad del Hierro. A este espacio se le denominó Área 3.

«En esta primera campaña, y en otras sucesivas, se presentó ante los gestores de Leader un proyecto para un pequeño Centro de Interpretación que sirviera como punto de apoyo para la promoción del yacimiento, proyecto que fue rechazado en todas las ocasiones», concreta el Doctor Jesús Francisco Torres Martínez.

A partir de estos trabajos los esfuerzos en los años consecutivos se centraron en el sondeo realizado en el año 2004, ampliando el cuadro inicial hasta obtener una cata de mayor tamaño en la que se localizaron varios niveles consecutivos de ocupación que correspondían a distintas fases del núcleo y que indicaban que este había estado ocupado desde el siglo IX u VIII a.C. hasta el siglo I a.C.

En general, se recuperan gran cantidad de materiales arqueológicos de todo tipo en un muy buen estado de conservación. La abundancia de estos señala al Bernorio como uno de los yacimientos arqueológicamente más rentables de este momento histórico. En esta área se localizó también un nivel, coincidente con el final de la ocupación del oppidum, con abundantes indicios de destrucción por incendio y restos de material militar romano, especialmente puntas de flecha y algunos proyectiles esféricos de piedra. Estas evidencias indican que el final del núcleo coincide con el momento de la conquista por Roma de este territorio en las Guerras Cántabro-Astures, en las campañas dirigidas por el primer emperador romano Octavio Augusto.

colaboración. En las excavaciones realizadas durante esta última década, han colaborado arqueólogos voluntarios de la Universidad de Oxford, Inglaterra. También se realizaron, a cargo de un equipo de la Universidad alemana de Frankfurt am Main dirigido por el profesor Felix Teichner, trabajos de prospecciones de teledetección electromagnética de estructuras en el subsuelo del yacimiento que permitieron comprender el potencial arqueológico del castro y sus alrededores.

Durante dos campañas sucesivas se investigó una pequeña zona de necrópolis, cercana a la puerta sur del núcleo. Estos trabajos revelaron una zona de enterramiento correspondiente a los últimos momentos de ocupación del núcleo, justo antes de su destrucción por las legiones romanas. Los materiales recuperados tienen una enorme importancia para comprender los usos funerarios de esta fase histórica, muy poco conocidos. Mientras se realizaron los trabajos de excavación se desarrollaron también otros de prospección en el área que circunda al yacimiento y en otra áreas de la zona este de la Montaña Palentina.

Todos estas intervenciones fueron realizadas con el apoyo económico de la Diputación de Palencia y el Ayuntamiento de Barruelo de Santullán. El final de la línea de financiación supuso un momento de crisis importante para el proyecto, que tuvo que cambiar su gestión. Llegó un momento en el que no era posible planificar y desarrollar campañas de excavación y se perdió el apoyo de las universidades extranjeras. Fue entonces cuando se creó el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac), que se centrará en la gestión científica del proyecto y su proyección social y en ella terminarán integrándose la mayor parte de los miembros del IEPA.

La falta de apoyo económico hace que, ante la imposibilidad de desarrollar trabajos de excavación, durante dos campañas los esfuerzos se centrasen en las exploraciones y prospecciones para localizar nuevos yacimientos. Los resultados permiten componer poco a poco el proceso de ocupación estable de estos valles que comenzó en el Calcolítico (3000-2000 a.C.) y se desarrollo hasta alcanzar su máximo apogeo en la Edad del Hierro (800-1 a.C.) hasta la anexión al Imperio Romano.

Destaca la localización de espacios con yacimientos arqueológicos en las zonas más altas de las sierras norteñas que indican que en la Montaña Palentina la ocupación se produce por la explotación de las zonas de pastos, fenómeno de excepcional importancia que arranca en época calcolítica y se mantendrá hasta nuestros días.

Mientras tanto, el Imbeac se convierte en una institución para la investigación, la difusión del conocimiento y la formación de investigadores. Los trabajos realizados en el laboratorio del Departamento de Prehistoria de la UCM comienzan a descubrir una sociedad que es muy distinta de la que se venía describiendo. Pero también sirven para formar a los equipos de arqueólogos que van a trabajar en el castro como técnicos. De ese esfuerzo surge el que sin duda es el activo más importante del proyecto, sus investigadores, la mayoría formados en el Proyecto Monte Bernorio como Santiago David Domínguez, Susana de Luis, Elena Aznar o David Vacas.

Otra de las principales actividades del Imbeac se centrará en buscar nuevas fuentes de financiación. «La crisis económica en la que se sumerge paulatinamente el país impide encontrar una línea de financiación estable. El relevo lo tomarán los ayuntamientos de Pomar y el de Barruelo que ayudarán, junto con donativos de particulares, y algunas aportaciones de la Junta de Castilla y León, a mantener el proyecto en marcha», señala Torres Martínez.

En el año 2011 se reinician los trabajos de excavación en Monte Bernorio que continuarán hasta hoy en día, precisamente mañana ya se inicia la nueva campaña en el yacimiento norteño. La ampliación de los sectores excavados en la terraza y la muralla sur (el Área 3) permitirá avanzar enormemente en la comprensión de los modos de vida en el núcleo.

Los materiales recuperados en esta área están permitiendo descubrir un modo de vida que rompe con lo asumido hasta ese momento. Se revela una sociedad compleja, avanzada económicamente y socialmente no muy diferente de otras sociedades de la Península Ibérica y del occidente de Europa. La publicación, en numerosos artículos científicos, de los resultados de los trabajos del castro de Villarén de Valdivia lo señalan como una gran ciudad fortificada y uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del norte de la Península Ibérica. Un pasado que tiene mucho futuro.