Sesenta años de silencio para la'entrada del moro'

Noelia Tadeo
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Ampudia retomó en 2014 la tradición con este auto teatral cerca de la festividad de Santiago Apóstol • Este año no se podrá representar por falta de actores interesados

A pesar de la gran labor desempeñada por los vecinos de Ampudia en la recuperación de una tradición perdida durante sesenta años, esta vez no será posible representar el auto debido a la falta de actores.

Aún así, los organizadores no pierden la esperanza y esperan volver a interpretar la famosa Entrada del Moro en 2016.

Tampoco consideran este contratiempo como un impedimento para mantener viva la tradición, «después del trabajo que supuso recuperarla», pues aseguran que reunirán a los actores con mayor antelación «y que no ocurra nada parecido que nos agüe la fiesta», según comentó una de las organizadoras y encargadas de mantener la obra.

Ampudia recuperó en 2014 una representación vinculada al mundo del folclore local que hunde sus raíces en el siglo XIX. El municipio no había visto La Entrada del Moro desde en 1955.

Benedicto Sánchez León, ampudiano y actor de la obra, era tan solo un niño (tenía 11 años), pero recuerda que junto a su padre, su hermano y su primo recrearon la última puesta en escena.

Desde que Leuprecio Pascua, aficionado al teatro y a las comedias de su localidad, organizara a los cofrades de Santiago Matamoros para poner en escena la obra en la primavera de 1955 no se había vuelto a representar.

La Entrada del Moro se recreaba para la festividad de la Aparición del Apóstol Santiago a finales de mayo, una fecha modificada actualmente, pues con su recuperación se ha trasladado la puesta en escena al mes de agosto. Sánchez recuerda que «medio pueblo pertenecía a esta cofradía por lo que celebrar Santiago era muy importante».

El esperado reestreno tuvo lugar el 2 de agosto de 2014, cuando un grupo de actores ampudianos, aunque algunos residentes en el municipio solo en los periodos vacacionales, se subió al escenario de la Sala Municipal de Cultura de Ampudia para deleitar al público con una de las joyas más importantes de la cultura popular de la provincia de Palencia.

Después de varias semanas de preparar la actuación e indagar sobre la más remota información que guardaba el pueblo acerca de la obra teatral, los valientes actores pusieron su entusiasmo en demostrar a los vecinos y visitantes que todavía se mantenía viva la llama de la tradición.

La representación se había perdido por completo en la década de los 70, con la ruina económica de la ermita del santo ubicada a los pies del Castillo de los Fontaneda.

Fue en los 90 cuando se recuperó la festividad, ahora trasladada al 25 de julio, una fecha que no tiene nada que ver con la antigua, pues aunque también se celebra Santiago «no es el mismo santo, sino Santiago Chico», según comentó Carlos del Peso, presidente de la Coordinadora de Danzantes de Palencia.

Durante el año 2012, Del Peso comenzó a fundamentar la fiesta y la obra teatral con los documentos aportados por numerosos vecinos, incluso algún actor que continúa con vida. El fin era recuperar una tradición tan importante para el municipio ampudiano.

De forma paralela se puso en marcha Fernando Meléndez, ampudiano y coordinador de la puesta en escena de 2014, para reunir a los diez hombres encargados de volver a representar el auto.

«Fernando empezó a preocuparse del regreso de la festividad, con lo que se pudo hacer mejor», comentó Benedicto Sánchez.

Así, en 45 minutos se logró poner en conocimiento de todos los ampudianos la importancia patrimonial de la obra.

Recuerdos del ayer. El texto original de La Entrada del Moro estaba pensado para ornamentar los ritos de la Cofradía de Santiago, acompañado también por las danzas procesionales.

Además, el origen del auto ampudiano es un pliego de cordel de Diego de Hornedillo cuyo título original era Coloquio entre un moro y un cristiano sobre la pureza de la Virgen María y de su Santísimo Hijo.

Se trata de un texto «básico para cualquier representación entre moros y cristianos, datado en el siglo XIX», según mencionó Carlos del Peso, encargado de documentar la obra de teatro.

Antiguamente, el lugar escogido para la representación era la plaza del pueblo y, según recuerda Benedicto Sánchez «utilizaban una tienda de campaña para interpretar la escena».

«Ahora, con la recuperación , se buscan otros lugares más apropiados y mejor acondicionados», añadió.

La obra recrea un hecho histórico envuelto a su vez en una leyenda, en concreto en la Batalla de Clavijo.

Cuenta este mito que el rey cristiano Ramiro I de Asturias se negó a seguir pagando el Tributo de las Cien Doncellas a los emires árabes, por lo que sus tropas se enfrentaron a las musulmanas, que estaban encabezadas por Abderramán II.

Pero no todo se centra en una cuestión militar, sino que la leyenda también dice que «el Apóstol Santiago, a lomos de un corcel blanco, intercedió en la batalla para otorgar la victoria al rey cristiano».

Es por ello, por lo que la Iglesia instauró el día 23 de mayo, cuando ocurrió la hazaña en el año 884, la festividad de la Aparición del Apóstol Santiago, conocido popularmente como Santiago Matamoros.

El auto está compuesto por doce escenas más una despedida final, donde se desarrollan los hechos de forma progresiva.

Los encargados de representarlo eran 10 actores, todos ellos varones, entre moros y cristianos.

En concreto y por orden de aparición eran: el Rey moro, el moro primero, el abanderado cristiano, el Rey cristiano, el moro segundo, el abanderado moro, el ángel, el moro tercero, el galleta y el Apóstol Santiago.

Todos ellos, desde que se comenzara a representar, debían ser interpretados por un hombre.

La posibilidad de contar con un gran elenco de actores se debía a que participaba en la representación y en la organización el grupo de danzantes, compuesto por varones, ya que las mujeres no tenían cabida ni en el grupo de paloteo ni en las cofradías, según informó Carlos del Peso, conocedor de las tradiciones del mundo rural.

Benedicto Sánchez recuerda con fervor las primeras líneas de una de las escenas que comienza con la expresión «antes que la aurora salga coronada de jacintos», representada por uno de los moros a lo largo de la obra.

Además, es uno de los momentos mejor conservado en la memoria de los ampudianos.

«Estas líneas se las sabe cualquiera que haya visto la obra una sola vez porque son una marca para nosotros», comentó uno de los vecinos de Ampudia.

Asimismo, se observa como se ha mantenido la lírica en todos los versos del texto original.

El hilo conductor del argumento se centra en la pelea entre los cristianos, guarecidos en su castillo, y el rey moro.

Aunque la guerra está clara, interceden la Virgen María y el Apóstol Santiago en favor de los cristianos.

En definitiva, es un interesante auto teatral vinculado a un rito de fiesta de moros y cristianos, singular en Castilla y León, que ve de nuevo la luz apoyado por entusiastas de sus tradiciones y respaldados por el propio Ayuntamiento de Ampudia y el Centro de Iniciativas Turísticas “Villa de Ampudia”.

Además, Carlos del Peso aclara que «es muy importante para el pueblo poder mantener con vida el patrimonio material e inmaterial de Ampudia».