«Algunos edificios de Palencia ganarían mucho con una ilustración »

Paula Zurimendi
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Artista urbano. Nació en Grijota, estudió lustración en Valladolid y viajó por varios países. De vuelta en su provincia natal, ha decorado una céntrica fachada de la capital y ahora prepara una exposición para Barcelona

«Algunos edificios de Palencia ganarían mucho con una ilustración » - Foto: Oscar Navarro

¿De dónde viene su afición por dibujar?
No soy muy consciente. Mi madre es una manitas, imagino que lo he mamado desde pequeño.
No es tanto que ella se haya parado a enseñarme, pero supongo que tenerla en casa ayuda.
También es cierto que soy el hermano pequeño y, según he oído, los hermanos pequeños son los que más tienden a sacar la vena artística, como una forma de llamar la atención. Pero bueno, realmente no tengo ni idea.
¿Ha dibujado desde siempre?
Sí, de hecho tengo guardado dibujos desde pequeño. Yo creo que como cualquier persona que empiece a dibujar. La gente dice «qué don tienes». Pero no creo que sea un don. Yo en clase de lengua y literatura estaba dibujando. Tendrías que verme escribir.
¿Y cómo surge lo de hacer grafitis ?
No soy grafitero, realmente. Te podría decir todos los grafitis que he hecho en mi vida, no más de diez. Murales, sí. Me da lo mismo que me des un boli que un spray. Digamos que el grafiti, el spray, es una herramienta más.
No me considero que venga de la cultura del grafiti, de pintar en la calle. La primera vez que cogí un spray sería hace siete u ocho años. Mi estética no es la de un grafitero, sí tiene que ver con el street art pero no con el grafiti clásico y tradicional de letras o firmas.
¿Qué diferencia hay entre ilustrar un libro e ilustrar una fachada como la del inmueble del Universonoro?
Ilustrar es por definición acompañar mediante la gráfica un texto. Para empezar, en un grafiti no hay texto, tienes toda la libertad del mundo. En este caso además, el encargo era así, no venía cerrado y no hay texto que acompañar. De hecho, esto sería una pintura.
La ilustración son dibujos más claros, es ver e interpretar, mientras que la pintura da pie a más cosas, a que cada día encuentres algo en esa pintura. No tiene por qué ser algo tan directo.
El ejemplo más claro, para mí, lo que es pintura con mayúscula, es el expresionismo. No ves nada, solo el nervio del pintor y el trazo sin que distingas un motivo, mientras que la ilustración sí lo es.
¿En qué se inspira a la hora de pintar?
No lo hago de forma consciente pero, con el paso  del tiempo, me doy cuenta de que tengo referencias de artistas concretos. Al principio me gustaba Egon Schiele, aunque ahora me he distanciado mucho, sí que ha sido una inspiración clara. Luego, en nadie conscientemente, en un montón de artistas. Hay un grafitero que me gusta mucho que se llama Remed.
En cuanto a temas pinto muchas chicas y animales. Uso los elementos sueltos más que situaciones o paisajes. Dibujo motivos a los que puedo poner fondos no realistas. También uso la geometría, puro color y línea.
¿Cuál es el procedimiento a seguir cuando hace un grafiti?
No acostumbro mucho a bocetar, lo único que en este caso era imprescindible por cuestiones de permiso y porque no te puedes poner a pintar una pared de 11x25 metros a ver lo que sale. Pero normalmente  sí que lo hago, en el proceso de pintar, más de la mitad  consiste en mirar y pensar.
En el caso de un mural enorme, no queda otro remedio que coger un papel y bocetar, hacer pruebas y luego llevarlo todo lo fiel posible. Si no, mirar e ir decidiendo cada fachada, cada color... 
Yo lo disfruto, porque es muy complicado bocetar cómo va a quedar eso en el espacio y lo que realmente supone eso en la localización final. Me gusta mucho esta forma de trabajar, en el propio espacio. Lo bueno del grafiti es que si metes una línea que no te gusta, haces otra y vuelves atrás.
¿Tiene pensado seguir pintando en Palencia?
Yo me apunto a lo que sea, es a lo que me dedico. Si salen encargos, los cogemos donde sea. A mí me encantaría que me salieran más cosas aquí, pero tengo pensado pintar donde me paguen, claro.
¿Cómo se siente al tener una obra en su ciudad, que puede verla gente que le conoce?
Un poco flipado, porque cuando me hicieron el encargo, yo no era muy consciente de la repercusión que iba a tener. Por todo lo que supone, por las dimensiones, por la ciudad que no está acostumbrada a cosas así. Es mucha novedad aquí. 
Yo me di cuenta el segundo día, cuando estaba pintando y tenía un corrillo de gente debajo. No me había parado a pensarlo hasta que me puse a ello. Hubo un punto en que me daba hasta vergüenza y ahora la verdad es que estoy muy orgulloso de la obra, de tenerla y de que pueda abrir la puerta a que sucedan más cosas así.
¿Qué sitio de la capital sería bueno para un grafiti?
Cualquier edificio de los setenta, hay mucha arquitectura de ladrillo horrorosa. Hay edificios fabulosos en Palencia pero también un montón de arquitecturas que con una buena mano de pintura y una buena ilustración iban a ganar un montón. Simplemente con un par de elementos, dos líneas o cuadrados, les iba a venir muy bien.
Se va a celebrar el Festival Internacional de La Novela Gráfica y el Cómic aquí. ¿Cree que Palencia podría convertirse en un referente de la ilustración?
Una cosa es el deseo, me encantaría, pero no apostaría por ello. Palencia es tranquila, pero, a nivel cultural, es una ciudad mayor.
¿Los nuevos ilustradores tienen oportunidades aquí?
Lo bueno que tiene este oficio es que la mayoría de las veces no tienes que estar en un punto. Yo sigo trabajando para Barcelona, para donde me pidan. Se puede trabajar bien a distancia. 
Palencia es un buen lugar. Yo llevo aquí un año, de regreso, y no tengo muy claras aún las posibilidades de empleo aquí. No creo que sea el lugar ideal. En mi caso, lo que me ha venido bien ha sido trabajar fuera porque te forjas un nombre, generas un nivel y empiezan a salir cosas. Pero quedarte aquí es muy complicado.
 Creo que es muy evidente, conviene asomarse por las ciudades grandes, donde sucede todo. Como en muchos trabajos, los encargos no salen tanto por tu habilidad, sino porque conozcas a alguien que tiene una editorial, se le enciende la bombilla y te pide un primer encargo. Eso es lo que no hay en Palencia.
Por cambiar volver a algo más general, ¿qué es para usted el arte urbano?
Para no meternos en camisa de once varas, diré que es cualquier forma de arte que utiliza las calles como sala de exposición. Cualquier tipo, con cualquier inquietud, que aprovecha la ciudad para plasmarlo.
 Hasta hace diez años, en su totalidad, eran proyectos ilegales. Ahora se empieza a valorar y hay gente a la que empieza a interesar y surgen encargos. Hoy es algo tan sencillo como alguien con ganas de mostrar algo que utiliza la ciudad, lo cual está de puta madre, porque no todo el mundo va a las galerías de arte pero sí que andan por la calle. Esto es una forma de que lo vea más gente y en muchos casos, genera polémica.
¿Y qué no es arte urbano?
Enmarranar paredes. La cultura original del grafiti es rara porque consistía en masificar una zona con tu firma, fuese esta más o menos trabajada. Sí que hay una línea de vandalismo. Cualquier persona puede coger un spray y pintar una frase en la pared, pero hay ya nos metemos en qué es o no el arte.
¿Cree que Banksy, icono del arte urbano, está sobrevalorado?
Todo el mercado tiene ese riesgo. Eso va con  el capitalismo, los estatus que generan el pagar más o menos por una obra. Es completamente descabellado que un trabajo cueste tanto dinero, lo mismo da Banksy que Velázquez, pero es muy sencillo: si hay alguien dispuesto a pagarlo, está claro que va a sacarle el mayor partido posible. A mí también me encantaría que me pagasen dos mil millones.
¿Qué opina de que los grafitis sean borrados o que multen a los autores?
Que los multen tiene sentido, está la propiedad privada y  la gente no quiere que les pinten sus cosas sin permiso. De hecho, hay una corriente de grafiteros que lo que busca es que sea ilegal porque, si no, perdería la emoción. Entiendo que se tapen las marranadas.
Es muy relativo, todo depende de gustos, el arte no es un bien necesario. ¿Qué valor tiene una obra? Que la disfrute el público. En caso de que no haya cliente y de que alguien llene una fachada con algo que no me gusta, se borra. Lo ideal sería que el grafitero tenga el buen gusto como para hacer algo molón y que el público tenga el criterio para  valorarlo.
¿Tiene proyectos en mente?
Expongo en octubre en Barcelona, en la Fusion Gallery.