Con un montón de experiencias y la mochila cargada de recuerdos, los niños saharauis que han pasado los dos meses de verano en Palencia, regresaron ayer a sus campamentos.
Algunas sonrisas y muchas lágrimas se vieron en la despedida. Felices porque vuelven a ver a sus familias biológicas pero apenados por despedirse de sus padres de verano. Siempre son duras tras los lazos que estrechan durante el programa Vacaciones en Paz.
Gracias a la Asociación Palentina con el Pueblo Saharaui y la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, los 33 niños pueden venir a disfrutar intensamente el verano. Este año, varios de ellos se han quedado en la capital. El resto se ha repartido entre Aguilar de Campoo, Calzada de los Molinos, Monzón de Campos, Villamuriel de Cerrato y Valle de Santullán.
Los niños vuelven a su casa tras dos meses en Palencia. - Foto: Óscar Navarro Hace dos meses llegaron 33 niños entre 10 y 12 años que han disfrutado de Palencia y de sus familias de veranogracias a las Asociaciones. Varios de ellos repetían con las mismas familias de acogida, y los otros conocían la experiencia por primera vez.
Aunque han estado en diferentes puntos de la provincia, también han realizado excursiones en conjunto. El Ayuntamiento, la Diputación o el Parque de Bomberos han sido los lugares que han visitado durante el estío.
El balance tanto para las familias y los niños como para las Asociaciones ha sido muy positivo. «Los pequeños viven muy contentos y las familias normalmente quieren volver a repetir la experiencia», afirma Anna Cristina Aparicio, presidenta de la Asociación Palentina con el Pueblo Saharaui.
Además de la diversión con sus padres de verano, los niños también vienen a España para pasar revisiones médicas y recibir una alimentación completa. Se trata de comprobar su estado de salud y realizar un seguimiento a los repetidores.
REFUGIADOS EN ARGELIA. Este año han sido tres niños más de la Asociación Palentina con el Pueblo Saharaui bajo el programa Vacaciones en Paz.
Mediante este programa, también pretenden que las familias españolas conozcan la cultura y las vivencias de los niños.
Cuando superan los 12 años de edad, ya no pueden repetir. La labor está muy reconocida dado que la situación de los pequeños en los campamentos de refugiados es muy difícil. Con numerosas carencias, incluida la alimentación, los refugiados viven en haimas o casas de adobe en campamentos de Tinduf (Argelia).
Los niños viajarán hoy hacia sus campamentos tras dormir ayer en Valladolid -en un polideportivo-, al surgir problemas con el vuelo que debían tomar.