Crónica de un día histórico entre el miedo y la ilusión

SPC
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El referéndum de la Constitución se vivió en las redacciones de Castilla y León como una jornada trascendente con la esperanza de superar la miseria y el dolor del pasado

Crónica de un día histórico entre el miedo y la ilusión

“Mi padre y mi madre fueron a votar con miedo; yo, con muchísima ilusión”. Paco Cantalapiedra, periodista entonces en la delegación en Valladolid del diario Pueblo, relata esa amalgama de sentimientos con que aquel frío 6 de diciembre de 1978 los españoles - y los castellanos y leoneses con ellos – afrontaron esa cita para la historia que fue el referéndum de la Constitución. Fue una jornada de emociones diversas para todo el mundo, pero más para aquellos periodistas jóvenes que veían en ese acto tan simple, introducir la papeleta en una urna, el fin de 40 años de plomo y el comienzo de un futuro esperanzador. La Agencia Ical comparte con ellos alguno de aquellos recuerdos para componer, cuatro décadas después, una crónica de un día crucial.

“Los jóvenes teníamos claro que aquello era trascendente, que era muy importante para gente que no habíamos conocido otra cosa que la dictadura y que incluso no sabíamos que vivíamos en una: yo misma cuando viajaba a Londres decía que era un régimen sui generis, pero no una dictadura, porque ni siquiera te dabas cuenta de ello. Cuando pasó el tiempo y veías que había muertos, represión… te dabas cuenta de que aquello había sido un horror”, relata María Aurora Villoria, redactora jefa de Diario Regional. Vicente Ruiz de Mencía, entonces en La Hoja del Lunes de Burgos, también asegura ser consciente de lo que se jugaba el país: “El pueblo tomaba la voz y la palabra y dejaba atrás una época de miseria, dolor y frustración” como que fue la dictadura de Franco.

La jornada transcurrió tranquila, en un ambiente de gran participación y con una fuerte presencia de policía en la calle. De alguna manera, la celebración dos años antes de referendum para aprobar la Ley de la Reforma Política había servido de ensayo general y la victoria de formaciones moderadas como UCD y el PSOE en las elecciones constituyentes de 1979 había generado ese día un ambiente de calma, según Luis Miguel de Dios, entonces en el Norte de Castilla y corresponsal de El País, que pasó todo el día recorriendo con un fotógrafo la provincia de Valladolid sin que encontrara apenas nada reseñable salvo la normalidad de la jornada.

Ilusión y optimismo

En la mayoría de las redacciones reinaba la ilusión, el optimismo y la complicidad con los políticos emergentes de este nuevo tiempo, como la que evoca Paco Cantalapiedra con Gregorio Peces Barba, padre de la Constitución. Años antes la información laboral se había constituido ya en una atalaya privilegiada para vislumbrar algunos cambios. “Las huelgas multitudinarias en las grandes industrias me hicieron ver que aquello iba a cambiar y que ese cambio iba a ser irreversible, incluso dentro del régimen se percibía y la mayoría lo asumían”, señala José Miguel, ‘Josito’, Ortega en Libertad, un periódico de la cadena de la Prensa del Movimiento, quien si recuerda a sus mayores preocupados, frente a la ilusión de los jóvenes.

El recuento de aquel día, casi artesanal, transcurrió lento aunque sin muchas sorpresas. Los periodistas tomaban nota con el bolígrafo en las sedes de los Gobiernos civiles (hoy subdelegaciones del Gobierno) del conteo de resultados en los pueblos, aunque con poco margen a la sorpresa. En Castilla y León votó casi el 72 por ciento de los mayores de 18 años y el Sí obtuvo un contundente 85 por ciento de los votos, cifras similares a las nacionales. La satisfacción fue evidente en el ámbito periodístico, aunque no todos los fantasmas del pasado fueron conjurados. Fidel Carazo, propietario y director de ‘Soria, hogar y pueblo’ vio estos resultados de forma diferente: “El Gobierno moralmente hablando ha perdido el referendum”, tituló este periódico y en sus páginas interiores advertía de que “es ahora cuando dan comienzo los verdaderos y gravísimos problemas”.

40 años después.

40 años después no parece haberse cumplido el augurio y no era fácil. Cantalapiedra refiere las prevenciones sobre lo que vendría después de Gregorio Peces Barba. “No importa lo que diga la letra (de la Constitución), lo que hay que ver es cómo se desarrolla después”, le dijo en confidencia. Sin embargo, todos los entrevistados coinciden en que a partir de ese 6 de diciembre se conjuraron muchos de los miedos. “Después del referéndum se abrieron las puertas a otros debates y a otros proyectos como fue el de la construcción de la autonomía”, señala Carlos Blanco y lo corrobora Chamorro quien dice que había ganas de desembarazarte de la dictadura por lo que, a partir de ahí, se empezaron a mover “otras cosas” como la mirada a Europa.