Varoufakis dimite por sorpresa

Agencias
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El controvertido titular de Finanzas, que había anunciado su renuncia en caso de ganar el 'sí' en el referéndum, abandona el Gobierno para facilitar las conversaciones con los acreedores

 
 
A Yanis Varoufakis le gustan las sorpresas, y así ha sido hasta el momento de su dimisión. El ministro de Finanzas griego anunció ayer su retirada cuando menos se lo esperaban los ciudadanos: pocas horas después de haber logrado su mayor éxito político, el apoyo mayoritario de la población al no en el referéndum sobre las políticas de austeridad de los acreedores, como habían pedido él mismo y el primer ministro heleno, Alexis Tsipras. 
Este economista de 54 años ya dio de qué hablar nada más asumir el puesto, el pasado enero. En su primer encuentro con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dejó las cosas claras respecto a las negociaciones con el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE). «Nuestro país se niega a cooperar con la troika», subrayó entonces. Dijsselbloem se quedó blanco y sin habla. 
Sin embargo, Varoufakis no consiguió mucho más de Bruselas que eliminar el término troika para referirse a los acreedores y pasar a hablar de instituciones. 
Este izquierdista profesor de Economía ha cultivado una imagen de frescura y rebeldía. El hombre con la mirada de James Bond, como le describe la prensa griega, no ha llevado corbata ni a las reuniones del Eurogrupo y se dejaba la camisa por fuera del pantalón. Además, se le ha visto con frecuencia subido en su moto y llevando una mochila en lugar del clásico maletín de los políticos. 
Durante sus cinco meses en el Gobierno, Varoufakis mantuvo a menudo agrias disputas con sus homólogos comunitarios. Cuando los otros ministros le reclamaban cifras, él solía contestar: «No nos pongamos tan técnicos». En lugar de eso, hablaba sobre el futuro común de Europa, lo que al parecer volvía locos a muchos de sus colegas, sobre todo al alemán Wolfgang Schäuble. 
Aun más indignación habrían provocado algunas de sus declaraciones a la prensa. «Lo que están haciendo con Grecia tiene un nombre: terrorismo», afirmó en una entrevista publicada el pasado sábado, un día antes del referéndum. 
En abril, Tsipras retiró a Varoufakis de la primera línea de las negociaciones con las instituciones internacionales. El ministro era consciente del rechazo que sentían hacia él y en su anuncio de dimisión y aseguró que llevará «con orgullo la aversión de los acreedores». 
«El referéndum del 5 de julio pasará a la Historia como un momento único en el que una pequeña nación europea se levantó contra la esclavitud de la deuda», afirmó Varoufakis en su anuncio de retirada. 
Nacido en Atenas, Varoufakis es un hombre de mundo con buenas conexiones a nivel internacional. Entre otros lugares, impartió clases en Sydney, Glasgow y en la Universidad de Texas, en Estados Unidos. También trabajó para una empresa de desarrollo de videojuegos y junto a sus colegas estudió la teoría de juegos. 
El hasta ahora jefe de las Finanzas griegas está casado y vive con su esposa en un ático del barrio más caro de Atenas, por debajo de la Acrópolis. Tiene una hija de su primer matrimonio, a la que en uno de sus libros explicaba la economía mundial. Desde hace años, tiene un popular blog en inglés, a través del que anunció su renuncia tras la victoria de la postura que defendía en la consulta del pasado domingo. 
Su salida, que sorprendió a propios y extraños, está motivada en el afán por «ayudar» al premier a «alcanzar un acuerdo». «Considero que es mi deber ayudar a Alexis Tsipras a explotar el capital que el pueblo griego nos garantizó durante el referéndum», justificó. «Nosotros, en la izquierda, sabemos algo sobre actuar de forma colectiva, sin preocuparnos de privilegios de puestos», continuó.
Tras conocerse el resultado en las urnas, Varoufakis se comprometió a volver a dialogar con los acreedores. Esa promesa la cumplirá, aunque no como ministro, sino como un miembro más del equipo negociador de Atenas.