La 'primera piedra' de la Plaza de Toros 'de los 100 días' cumple 40 años

O. Herrero
-

Trescientos trabajadores. La edificación del actual Coso de 'Campos Góticos' necesitó de la participación de hasta 300 trabajadores en tres turnos para finalizar antes de los 'sanantolines' de 1976

Dos inauguraciones. El coliseo se inauguró dos veces: el 1 de septiembre en un acto institucional para autoridades; y el 2 con la corrida de ‘Pérez Tabernero’ para ‘Paquirri’, Manzanares y ‘El Niño de la Capea’ ante 11.000 espectadores 

 

• Algunas estructuras son metálicas porque no daba tiempo a que el hormigón fraguase y se optó por elementos de fábrica para avanzar en la construcción. Superó todas las pruebas de carga.

 
Hace ni más ni menos que 40 años, la Plaza de Toros de Palencia, la actual, la de Campos Góticos, inició su construcción. El reto era claro y no había plan B: Levantar un coso para 10.000 espectadores en 100 días. Y se consiguió. De ahí que aún, cuatro décadas después, se la conozca con el sobrenombre de la de los 100 días.
Si no se hubiera logrado aquel hito en la construcción, en aquel 1976 Palencia se habría quedado sin Feria Taurina. Porque el vetusto coso, inaugurado el 14 de septiembre de 1856 (hubiera cumplido 120 años) y jubilado el 18 de febrero de 1976, con un festejo a puerta cerrada con dos toros para  El Regio. Fue destruido a partir del 19 de febrero para construir lo que hoy conocemos como Bigar Centro.
Fue esta empresa, la arandina Construcciones Bigar, la que se hizo cargo de la construcción de la plaza de toros en 2.400 horas. «A día de hoy no me comprometería, tal y como están las cosas», explica Gabriel Rubí, director técnico de aquella obra. Estuvo mano a mano con uno de los arquitectos más reconocidos en Palencia, como fue Luis Gutiérrez Gallego -Bigar Centro, Parque Europa, Colonia de Agentes Comerciales, el Servicio Territorial de Cultura (calle Nicolás Castellanos), la sede principal de Caja España (Calle Mayor), la Biblioteca del Salón o el quiosco  de churros de Jardinillos entre otras-. No en vano, Gutiérrez Gallego fue más tarde asesor en las obras de la Plaza de Toros de Vista Alegre.
Sin fastos, y sin primera piedra, más bien con escasez de tiempo y prisas, el 26 de mayo empezó a construirse una plaza que, curiosamente, no pensaba ser emplazada donde se ubica en la actualidad, sino en el espacio dedicado al Parque Isla Dos Aguas, donde se quiso, a última hora, levantar bloques de apartamentos. De hecho, poco después de empezar en aquella localización, se paralizó la obra y hubo que buscar urgentemente otrosolar. Esto provocó que los plazos se encogieran y el reto fuera mayor. 
Los responsables de Bigar se comprometieron a tener lista la nueva Plaza de Toros para los sanantolines de aquel mismo año. No había contrato que especificara los plazos. Sólo la palabra dada y lo que se denominaría vergüenza torera. Pero la construcción sólo se lleva bien con el tiempo si este es amplio, sin ataduras. Al hormigón no le daba tiempo a fraguar (28 días pedía la ley), por lo que algunas partes se construyeron con hierro, y se forraron con cemento (no estructural).
Según explica Rubí, aún en activo y presidente de la Asociación de Empresarios de la Construcción e Industrias Afines de Palencia, hubo que modificar el proyecto sobre la marcha para cumplir la palabra dada.  Para acortar en todo lo posible de obra la construcción del Coso se optó por una estructura de hormigón, formada por 56 pórticos radiales arriostrados con estructura metálica. Las gradas son de vigas autoportantes pretensadas: Colocar y listo.
Y cuando la FASA ni siquiera soñaba con los dos turnos (no se había inaugurado) en la carretera de Santander, junto al Grupo Francisco Franco, 300 empleados trabajaban las 24 horas del día para cumplir el plazo. «Era un poco caótico. Si había que hormigonar se hormigonaba a las once o a las doce de la noche...», inicia Rubí. 
Para que todo quedara como debiera, se optó por construir dos medias plazas, y cerrar en la junta de dilatación. Con el plazo pisando los talones -la broma entre los encargados fue la de «vamos que nos pilla el toro»-, el 20 de agosto de 1976  Diario Palentino giró una visita a las obras. Presentes, además del arquitecto y el ingeniero director de la obra, estaban "José Antonio Calderón, por la empresa propietaria de la plaza (Nuplatosa), Francisco Pollos por la firma Bigar y José Antonio Sánchez, por la Casa Chopera". Para entonces, tres meses después del inicio de la obra, ya estaba levantada la estructura y ya se había colocado la corona metálica. «Estará a punto, con excepción de algunos detalles, no esenciales, para la inauguración», explicaban los encargados. Entre esos detalles, la Puerta Grande, que no se abrió en la celosía hasta años después.
Ya se habían numerado algunos tendidos y se había cumplido con las pruebas de cargas para garantizar que el Coso no se caería el día de la inauguración, ni mucho después. De hecho, 40 años después, esta obra, pese a las prisas de antaño, no ha necesitado de retoques más que superficiales y no estructurales. 
Las taquillas tuvieron que instalarse en la Plaza Mayor, puesto que las obras continuaron prácticamente hasta la inauguración. Un evento que fue recogido por los medios nacionales (El País y el ABC, por ejemplo), que fueron los que magnificaron el hecho de que Palencia hubiera levantado en un tiempo récord el Coso e instaban a capitales como San Sebastián, Cádiz o La Coruña a mirarse en el espejo de la Plaza de los 100 días. Un Coliseo que Diario Palentino calificaba entonces como «cómodo, funcional, posiblemente no bonito, sin el sabor clásico, pero muy práctico».
Cabe reseñar que la inauguración no se llevó a cabo el 2 de septiembre, sino en la tarde-noche del 1 de septiembre de 1976, con un acto institucional cerrado a los ciudadanos en el que se colocó sobre el albero, traído desde Alcalá de Guadaira, un gran escudo de Palencia.
 Sin embargo, lo que se recuerda es que el despeje de la Plaza se realizó un día después:el 2 de septiembre. La terna: Paquirri, José María Manzanares y El Niño de la Capea. Curiosamente, 40 años después, sus hijos están en activo, por lo que podrían protagonizar la celebración de esta efeméride. Ermitaño (Pérez Tabernero) fue el primer toro que saltó al albero ante 11.000 espectadores, según las crónicas (10.600 era el aforo oficial ahora mermado a 9.877  localidades). Suya también fue la primera oreja de la Plaza cortada por Paquirri habiendo sido brindada la faena a los trabajadores en la persona de Jaime Calderón Alonso. 
Precisamente, de él,  responsable de Nuplatosa, un día antes en la inauguración privada, son estas palabras: «Al enterrar aquí profunda ilusión este afecto y amor, sabemos que aunque los hombres pasemos, desde mañana y para las nuevas generaciones quedará esta Plaza de Toros de Palencia y los Sanantolines de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos se encontrarán en sus fiestas con esta realidad que es la nueva Plaza de Toros». Y así, 40 años después, -menos 100 días- sigue siendo.