«La discusión resulta una herramienta enriquecedora»

Patricia Barrios
-

Ricardo Darín vuelve a las pantallas españolas con 'Elefante blanco'

«La discusión resulta una herramienta enriquecedora»

Ricardo Darín vuelve a las pantallas españolas con Elefante blanco. Y, haciendo uso de una naturalidad arrolladora, catapulta, una vez más, a su personaje a un gran interpretación.

Elefante blanco retrata un contraste entre diferentes estamentos de la Iglesia Católica, pero parece que los protagonistas nunca cumplen las expectativas de su entorno. ¿Dónde sitúa usted el origen de esa frustración?

No soy el más indicado para hacer un análisis sobre la estructura eclesiástica ni su funcionamiento. De todos modos, creo mucho en el trabajo que se hace persona a persona en contacto directo de uno con otro. Creo que el trabajo pastoral se centra especialmente en este aspecto, en aquellas cosas que se pueden cambiar, que se pueden mejorar.

¿Cómo ve el matiz de su personaje, al que le asigna un papel de moderador de las acciones y pensamientos de otros?

 Yo fui moderador toda mi vida. Siempre me moví entre conflictos y toda mi vida intermedié para pretender, sin conseguirlo siempre, que las cosas no pasaran a mayores. Soy un convencido de que la discusión, la conversación y la confrontación son herramientas enriquecedoras y que, en muchos casos, ayudan a solucionar conflictos.

¿Cómo valora la manera del director Pablo Trapero de encauzar a los intérpretes?

Él empieza a encauzar a los personajes ya desde la escritura misma del guión con sus coescritores. El perfil de los diferentes papeles se empieza a dar desde su propia gestación. Después, entre director y actor hay un proceso de acercamiento, de investigación y de afinación para tratar de llegar a lo que creemos es territorio más cercano a la zona donde se mueve el personaje. Después, lo que queda es un trabajo de campo en el rodaje mismo, afinando y ajustando.

¿Cuál es su opinión sobre el compromiso político y social de los curas obreros? ¿Cómo valora el legado de Carlos Múgica, en quien se inspira el filme?

El compromiso social de la gente que trabaja por el bien de los demás, sean curas obreros, sean curas villeros, sean sacerdotes de a pie o como queramos llamarlos, me produce una gran admiración y un cimbronazo de amor. El hecho de que haya personas que están permanentemente preocupadas por los demás, por atender a los demás, por servir a los demás, es algo que para muchos de nosotros es inabarcable como concepto, porque vivimos en comunidades y civilizaciones que dan preferencia al individualismo, al sálvese quien pueda. Ese contraste es lo que precisamente hace que me produzcan tanta admiración las personas que no miden consecuencias y que dedican su vida al resto. Y respecto al legado del Padre Mugica, es casi una falta de respeto que yo pueda opinar sobre él, a quien no solo la gente sino la Iglesia debería rendirle un homenaje todos los días.

Su personaje dice en un momento de la película: «Si queremos que pase algo, tenemos que movernos». ¿Cómo relaciona esa afirmación con la actualidad?

La realidad del siglo XXI es difícil de analizar, porque lo estamos atravesando y no tenemos aún una distancia para poder hacerlo. Resulta muy difícil ser objetivo. Están pasando cosas todos los días que van a producir cambios y modificaciones sustanciales. La idea, el espíritu y alma de esa frase apunta especialmente a no quedarnos recluidos solo, pura y exclusivamente en aquella cosa que creemos que debemos hacer. Siempre hay que hacer algo más; hay que esforzarse y hay que comprometerse a fondo con las cosas en las que uno cree. Ahí está la clave.