Con la actividad judicial prácticamente parada por vacaciones, los parlamentos, tanto nacionales como autonómicos, cerrados por el mismo motivo, y con unas relaciones ya más fluidas entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat, los independentistas no quieren abandonar su presión, o chantaje, al Estado. Así, se han buscado otro caballo de batalla para continuar exhibiendo su hoja de ruta, dejando claro que aunque se sienten a hablar con el Ejecutivo socialista, el objetivo final era, es y será la República catalana. Así, los separatistas han puesto su punto de mira en los actos de homenaje  a las víctimas de los atentados yihadistas que el 17 de agosto de 2017 sacudieron Barcelona y Cambrils. Unos eventos a los que tiene previsto asistir el Rey como jefe del Estado. Y es precisamente la presencia del Soberano la que ha levantado una oleada de protestas entre los independentistas. 

El propio presidente del Govern, Quim Torra, destacó el pasado fin de semana que el Monarca no había sido invitado al homenaje y reiteró que su Gabinete no estará en ningún acto que convoque la Casa Real, con quien rompió relaciones en junio después de que el Soberano rechazase reunirse con él y con Carles Puigdemont para abordar la situación catalana.

En el mismo sentido, la CUP también se plantea su asistencia al acto, al tiempo que llama al boicot a la asistencia de Felipe VI. Ya el pasado año, en la manifestación que tuvo lugar en Las Ramblas de la Ciudad Condal, los secesionistas más radicales abuchearon al Rey e, incluso, le acusaron con grandes pancartas de alentar el yihadismo por las relaciones comerciales que España mantiene con los países árabes en las que la Monarquía siempre ha jugado un papel clave. «Un espectáculo bochornoso», según tildan en Ciudadanos, que espera que no se repita de ninguna manera.