La Comunidad mejora su producción energética pero exporta casi el 60 por ciento

Santiago González / Valladolid
-

El consumo ha sufrido un retroceso cercano al 13 por ciento desde el año 2010, sobre todo por la crisis económica y la mejora de la eficiencia de los hogares

El mercado eléctrico castellano y leonés está en permanente transformación y, al menos durante los últimos cinco años, ha sufrido grandes cambios tanto en la producción de energía como en el consumo. Aunque con ciertos altibajos, la Comunidad ha incrementado más de un 20 por ciento la generación de energía entre los años 2010 y 2014, desde 28.145 gigavatios hora (Ghw) hasta 33.912, con un fuerte tirón de la eólica, un descenso sostenido del carbón y la eliminación total de la nuclear con la parada de la central de Garoña desde diciembre de 2012. En el caso contrario, la demanda ha sufrido un retroceso cercano al 13% en el último quinquenio, pasando de los 14.598 Gwh de 2010 a los 12.923 del pasado ejercicio, sobre todo por la crisis económica y la mejora de la eficiencia en los hogares.

Esta situación supone que Castilla y León produce casi el triple de energía que la que consume, lo que la convierte en una de las autonomías más exportadoras de electricidad, con casi el 60 por ciento de su generación neta. El pasado ejercicio traspasó 19.883 gigavatios hora, un 36,25 por ciento más que hace cinco años, a otras comunidades españolas, especialmente a Madrid, Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha, e incluso a mercados internacionales, según los datos recogidos por Red Eléctrica Española.

No obstante, las previsiones apuntan que el consumo final crecerá a una tasa media anual del 0,9 por ciento, de modo que el acumulado entre 2014 y 2020 será del 2 por ciento, según palabras del secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, quien presentó hace unos días el proyecto de planificación de la red de transporte eléctrico.

El análisis de las cifras recogidas en los últimos años refleja un fuerte incremento de las energías renovables, que en 2013 superaron por primera vez a las generadas por métodos tradicionales aunque el pasado ejercicio volvieron a quedarse un paso atrás. No obstante, entre las renovables destaca el fuerte tirón que mantiene la generación eólica, que con 12.274 Gwh cubre casi todo el consumo regional del año (12.923). En el mix energético actual, la producción eléctrica que ‘fabrican’ los molinos de viento supone más del 36 por ciento en la Comunidad, superando al 30,1 por ciento de origen hidráulico y al poco más del 25 por ciento que genera el carbón.

Actualmente, Castilla y León es la principal productora eólica de España, con casi la cuarta parte del total nacional, así como también lidera la generación eléctrica hidráulica con una participación algo por debajo del 30 por ciento.

Este impulso de la energía eólica ha dado un vuelco a la estructura energética autonómica en las últimas décadas, no sólo por el tirón de los molinos de viento, sino también por el declive continuo de la minería del carbón y el cierre temporal de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). De tal forma que en 1997 el 63,3 por ciento de la producción llegaba a través del carbón, el 18,86 por ciento era de origen nuclear y la hidráulica no llegaba al 20 por ciento. En aquel año ni siquiera se reflejaba producción eólica, lo que ya sí venía reflejado en 2006, cuando suponía apenas el 8,13 por ciento, manteniéndose la supremacía del carbón (51,5%), seguido de la nuclear (23%) y la hidráulica (17). Actualmente, según los últimos datos del pasado año, la eólica encabeza este mix con el 36,19 por ciento, seguido de la hidráulica con el 30,17 por ciento, mientras que el carbón ya apenas supera el 25 por ciento y la nuclear lleva dos años inexistente.

Precisamente, Alberto Nadal explicó que el Gobierno confía en que se mantendrá en los próximos años la tendencia al aumento de las renovables, que hoy aportan ya el 17% del consumo final, con lo que España está «muy cerca» del objetivo del 20 por ciento marcado por la Unión Europea para 2020.

crisis del carbón. Este empuje y las previsiones de futuro contrastan con la situación de la minería de carbón, en permanente crisis desde hace décadas. A principios de siglo era de largo la principal fuente energética en la Comunidad, con una producción en el año 2000 de 17.200 gigavatios hora de electricidad, bastante por encima de toda la demanda regional de un año. Sin embargo, los numerosos problemas del sector ha llevado a que ya en 2009 no alcanzara los 5.000 Gwh y actualmente varía mucho de un ejercicio a otro se ha visto ampliamente superada la producción de electricidad por la eólica y la hidráulica, que también oscila mucho dependiendo lógicamente de cómo vaya el año pluviométrico.

Finalmente, el mix energético autonómico está cojo desde hace dos años, ya que la energía nuclear ha pasado de generar alrededor de un 20% de la electricidad en la región a mantener dos ceros seguidos en 2013 y 2014, lo que se prolongará por tercer año consecutivo en 2015. La central nuclear de Garoña se desacopló de la red en diciembre de 2012 y, pese a que aún está pendiente del informe del Consejo de Seguridad Nuclear y de mejoras en la instalación que le costarán más de 100 millones, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo contempla su reapertura para 2016. El departamento de José Manuel Soria indica en un documento sobre la política energética de España para los próximos años que «se mantiene la potencia actual, considerando la puesta en servicio de nuevo de Garoña en 2016».

Esta posible vuelta de la energía nuclear podría verse acompañada en los próximos años con nuevas formas de generación eléctrica, principalmente a través de la extracción de gas por métodos no tradicionales (fracking), lo que sería positivo en un país que importa la gran mayoría de la electricidad que consume. A pesar de ello, Castilla y León tiene perfil exportador.