No hace falta extenderse mucho para presentar al grupo que ayer se subió al escenario del Parque del Salón para calentar la noche. Y es que sería prácticamente imposible relatar todo aquello que este conjunto creado en plena movida madrileña, a principios de los 80 y que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, ha hecho en esto de la música. Solo un apunte: en 2006 consiguió un doble disco de diamante por su carrera discográfica.

La Unión, con Rafa Sánchez a la cabeza y esa voz que le distingue claramente del resto de cantantes de su generación, acompañado de Luis Bolín al bajo y Mario Martínez a la guitarra, junto con un teclista, saltaron al escenario del Parque del Salón llenos de energía.

La forma cambia pero la esencia permanece es el lema de esta gira que supone la reinvención de este grupo mítico que comenzó su espectáculo con diez minutos de retraso. «Buenas noches Palencia y felices fiestas», fueron las primeras palabras que el cantante de La Unión dirigió al público palentino.

Con un punto de chulería,  traje, una divertida camiseta y gafas de sol, Rafa Sánchez no paró de bailar en ningún momento en un espectáculo muy pensado y muy medido.

La noche fue el primer tema que interpretó este grupo. «La noche y la música son amantes. Bienvenidos a la noche», dijo misterioso el vocalista del grupo. «Puede ser que hoy sea la noche que estabas esperando. Déjate llevar», añadió.

Mil siluetas fue el siguiente tema que sonó demostrando que este grupo ha sabido reinventarse y que puede estar entre los favoritos de varias generaciones. Ese estilo pop rock de La Unión se ha mezclado en sus últimos discos con bases más electrónicas que hacen que sean temas bailables y más modernos, lo que viene a demostrar que este grupo con tres décadas de trayectoria a sus espaldas también quiere agradar al público  joven.

Mucho más participativos se mostraron los asistentes al escuchar temas conocidos como Falso Amor. Humo fue la siguiente canción para volver a otras más populares que en su día tuvieron gran repercusión como Fueron los celos o Tren de Largo Recorrido que hicieron que los presentes saltaran, alzaran los brazos y dieran palmas en una noche fría que no invitaba a estar en la calle.